Poreñu olía ayer a manzanes y a sol de mediodía. Era un pueblo coloreado por el pincel del entusiasmo, y de fachadas con la cara lavada para recibir a los Reyes. El "Pueblo ejemplar" 2017, título logrado por su probada tradición de buena convivencia y colaboración vecinal. Un pueblo, también, tomado por las fuerzas de seguridad hasta más allá de lo razonable. Y Felipe VI, sobre una tarima rodeada de maizales y pomaradas, recordó en su discurso "un hecho trascendental en la Historia de España", el desembarco en Villaviciosa hace cinco siglos del que iba a ser rey y emperador Carlos I. "Un hecho que debemos recordar para comprender mejor las profundas raíces de nuestra nación, y en especial en estos tiempos que vivimos".

Felipe y Letizia disfrutaron en el corazón de Asturias en una jornada intensa, tensa y desagradable en el ámbito político nacional. Pero en Poreñu, una localidad a escasos diez kilómetros de la villa, la crisis catalana pareció difuminarse más allá del comentario de corrillos.

Ondearon en mástiles y balcones del "Pueblo ejemplar" de esta año muchas banderas asturianas y más españolas, y haciéndose eco del sentir local, la secretaria de la Asociación de Vecinos "La Capilla", Isabel Lanzón Camino, le agradeció al Rey "la forma decidida y justa en la que, en estos momentos de agobio, representáis a nuestra España democrática". Isabel se llevó con esta frase la mayor ovación de la mañana en el acto celebrado en Poreñu, reproducida cuando al final de su discurso se echó a llorar: "Mañana será otro día, volveremos a nuestros quehaceres, pero ya nada será igual después de esta jornada, la más grande y emocionante en la historia de Poreñu", explicó Isabel Lanzón entre lágrimas. Se llevó de premio un par de besos de Letizia y una cariñosa palmada del presidente del jurado que otorgó el galardón, el empresario Francisco Rodríguez. Las visitas reales al "Pueblo ejemplar" de cada año tienen algo de parque temático astur, un vía crucis festivo, de estación en estación, y de mostrador en mostrador. Los periodistas, que son decenas, pastoreados por guardaespaldas; y los vecinos tras las vallas, muy callados como en misa, esperando ansiosos que los reyes se acerquen para un saludo y una sonrisa.

Los que tuvieron suerte y pudieron estrechar la mano de los Reyes y compartir con ellos unas palabras no se quedaron cortos en sus expresiones de afecto.

Lo del parque temático tiene que ver con esa profusión de exhibiciones de artes astures, de la madera y la piedra a la mermelada y los dulces. Cuánto orgullo el de los artesanos ante el real interés real, y cuánta mano maestra, no siempre reconocida. "Los pueblos atesoran valores que nunca debemos perder: respeto y conocimiento del medio y defensa del paisaje", dijo Felipe en su discurso, seguido por más de quinientas personas en el prao donde se celebró el acto oficial de entrega del premio. Lo suyo fue un canto al país rural.

"Los pueblos evocan una idea de lo auténtico y seguro donde las puertas siempre están abiertas a la hospitalidad, a la acogida alegre y generosa. Los pueblos afirman el alma y embellecen el paisaje de Asturias, resaltando su diversidad. Y eso sucede aquí, pero también en muchos lugares de España", prosiguió el monarca.

Pero la verdadera esencia de un pueblo tiene que ver no tanto con la geografía como "con el modelo solidario y próspero" puesto en marcha por sus habitantes. "Poreñu es ante todo y sobre todo comunidad. Una comunidad que hace de la unión vecinal su principal bandera", dijo.

Le escuchaban entre otros el archivero de la diócesis, Agustín Hevia Vallina, que fue cura de Poreñu un par de años, y el profesor de la Universidad de Oviedo Álvaro Solano, autor de una tesis doctoral sobre Villaviciosa y de un libro titulado "Poreño, coto y señorío".

"Hasta los años cincuenta este pueblo no tenía carretera, que fue abierta por los vecinos, todos juntos, a pico y pala", argumenta Agustín Hevia para explicar el "carácter endogámico" local. "Uno va al cementerio y todo son lápidas con dos apellidos, los Arenas y los Cardín. Y en tercer lugar, los Prida", que llegaron más tarde.

Este otoñal 21 de octubre tenía ayer en el concejo de Villaviciosa cien mil tonos verdes de primavera. Quizá como contraste Felipe de Borbón quiso estar ceerca en su discurso de los asturianos, pero también a los gallegos y portugueses, afectados por la ola de incendios de la pasada semana "que nos recuerdan el deber de estar siempre muy alerta".

La fiesta contó con los alcaldes de otras dos Villaviciosas. La de Odón (Madrid) y Villaviciosa de Córdoba. Les dio la bienvenida el alcalde de la asturiana, Alejandro Vega, que aprovechó la ocasión para reivindicar "inaplazables" inversiones sanadoras "para una ría enferma" y apoyos a la declaración de la sidra como patrimonio de la Unesco. Una tercera reivindicación de Vega, en clave política: la del principio constitucional de solidaridad. Y ante el peligro de secesión el regidor maliayo envió a los Reyes un mensaje "de firmeza y lealtad" a la Carta Magna y la democracia.

Graciano García, exdirector de la Fundación Príncipe de Asturias (hoy Princesa), se reconoció impactado por el acto de entrega de galardones del viernes. "Fue el más importante en la historia de los premios". Difícil encontrar un mensaje colectivo más rotundo frente a la deriva nacionalista.

Poreñu y quienes en él habitaron y habitan sirven de ejemplo de solidaridad y buena convivencia, como señaló Felipe de Borbón. Ejemplo de "la necesidad de compartir y de unirse para realizar un gran proyecto común". Y todo ello por encima del paso de generaciones: "tenemos el deber de conservar viva la memoria del ayer, para estar alerta frente a situaciones nuevas en este mundo que cambia de manera tan acelerada e imprevisible".

Hubo referencias en el discurso del Rey a la emigración y un guiño a las mujeres de Poreñu "que merecen un reconocimiento singular y que pueden sentir como suyo cuantas mujeres permanecen en el medio rural con su aportación imprescindible".

Las calles del pueblo no se lo pusieron fácil a la reina Letizia, que calzaba zapatos de tacón. Los Reyes llegaron puntuales pero el programa era tan apretado que hubo hasta conatos de carreras. En el pequeño laberinto rural de Poreñu, un pueblo con un patrimonio impresionante de hórreos centenarios, los vecinos atajaban para volver a situarse en primera línea del recorrido y echar otra ojeada a la comitiva.

La visita acabó con recogida simbólica de manzanas (los pomares se caen de tanto fruto) y el paso por la capilla de Poreñu donde se venera a la Virgen del Pilar desde los años 40. José Arenas fue un cura que nació en Poreñu, fue capellán del Tercio y participó en la batalla del Ebro. "Hizo prometió que en caso de supervivencia, traería a la capilla una imagen del Pilar. Y así fue", explica Agustín Hevia. Así, Poreñu celebra el 12 de octubre pero también el 2 de febrero, día de La Candelaria, que es fiesta local más antigua.

La restauración de la capilla, el asfaltado de los caminos, la adecuación de las antiguas escuelas como centro social y hasta la traída de aguas, fueron logros conseguidos en sextaferias y todos a una. El Rey finalizó con un recuerdo a Adolfo Barthe Aza, uno de los padres asturianos de la transición, fallecido hace poco. El aplauso se lo llevó su emocionada viuda Mercedes.

Hoy Poreñu despertará de un sueño, más fuerte que nunca, tan unido como siempre.