Regentado desde 1968 por la familia Mondelo -primero por el matrimonio orensano formado por Joaquina Estrella y José Mondelo, y desde hace más de una década por su hijo José Luis y su nuera Ana Fernández-, el restaurante El Cenador del Azul - El Azul en sus orígenes-, es todo un referente del buen comer en con concejo mierense. A punto de cumplir medio siglo de vida, este coqueto establecimiento lleva varias décadas ofreciendo una deliciosa cocina casera, atractiva y elaborada, que han sabido adaptar a los cambiantes tiempos actuales con apetitosas creaciones con estética vanguardista, caso de recetas como las manitas con langostinos, tacos de lengua de ternera con salsa de vino dulce y verduras, rape con frutos secos y alioli de manzana, lomos de salmonete con jugo de zanahoria ligeramente picante, arroz con verduras y oricios o la tarta de fresón, todos ellos platos elaborados con los mejores productos de cada temporada. Este restaurante de elegante comedor y ambiente relajado y agradable, dispone asimismo de una bodega renovadora e interesantes notas de cata en la carta de vinos, por lo que visitar sus instalaciones supone para el comensal toda una experiencia gastronómica que siempre se desea repetir.

- ¿Exige mucho sacrificio cumplir con los requisitos del sello "Mesas de Asturias"?

- Teniendo en cuenta que llevamos dentro de la marca desde su creación, el mayor trabajo supuso el poder entrar, teniendo que preparar toda la documentación y registros que la misma exige. A día de hoy, los procesos y procedimientos están interiorizados por parte de toda nuestra plantilla y ya no supone ningún esfuerzo adicional a la labor de cada jornada.

- ¿Cuál es el secreto para que un negocio hostelero funcione durante medio siglo?

- Vivir la profesión con ilusión, invertir en formación, en medios y en técnicas, intentando estar a la vanguardia todos los días y en todo momento. Cuando empieza una nueva jornada, siempre hay algo que aprender y mejorar.

- Hacen gala de una cocina de autor, tradicional e innovadora. Entre en detalles.

- Nuestra cocina es una cocina de producto en la que el pescado ocupa un papel ponderante y en la que adaptamos la carta a los productos de temporada.

- También cuidan mucho la bodega...

- Disponemos de una bodega bastante amplia, con más de 150 referencias repartidas por las distintas zonas geográficas de España y sus Denominaciones de Origen.

- Si la comida entra por los ojos, ¿sus recetas ya triunfan antes de probarlas?

- Actualmente el sentido de la vista hay que tenerlo muy presente. Para que un plato triunfe no solamente se debe de tener en cuenta la materia prima que se utiliza en el mismo ( que tiene que ser de primerísima calidad), sino que también hay que cuidar la vajilla en la que se sirve, así como el emplatado y el acompañamiento

- ¿Por qué hoy en día es tan complicado encontrar materias primas 100% naturales?

- Nosotros le damos casi tanta importancia a nuestros proveedores como a nuestros clientes ya que de ellos depende el poder contar con productos excelentes que suelen ser escasos y caros.

- ¿Negocios y familia es buena combinación?

- Sí, siempre y cuando se tengan las cosas bien claras. Los valores y todo lo positivo de la familia se pueden trasladar al negocio, pero dentro del negocio somos todos compañeros

- ¿Cuáles son sus recetas "estrella"?

- Son varias. Por ejemplo, galletas de manzana caramelizada con jamón ibérico e hígado de pato marinado; rape con frutos secos y alioli de manzana; y lomos de salmonete con jugo de zanahoria ligeramente picante

- En su opinión, ¿cómo han ido evolucionando los comensales en todos estos años que llevan abiertos?

- Hoy en día, el comensal es una persona formada e informada que sabe lo que quiere, que no solamente va a un restaurante a comer sino que va a pasar un momento feliz, le gusta que le sorprendas, sentirse importante y recibir un excelente servicio.

Qué ver en Mieres

Foto cedida por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias / Carlos Salvo

Culturalmente inquieto y socialmente muy activo, cuna de ilustres, punto de encuentro y paso de peregrinos, amante y transmisor de las tradiciones asturianas, e ideal para la práctica del turismo activo y rural. Así es Mieres, concejo que, desde sus orígenes ha sido punto de encuentro, de paso, de cambio y de evolución. Ya en plena Edad Media, su capital comienza a llamarse Mieres del Camino por su vinculación con la peregrinación jacobea que se dirige hacia la Catedral de San Salvador, en Oviedo. Siglos más tarde, su riqueza carbonífera será el germen de la revolución social y del conocimiento que Mieres protagonizará hasta la actualidad. Territorio de contrastes paisajísticos, de montañas, valles y ríos, especialmente el Caudal, el concejo es un espacio ideal para el senderismo o el cicloturismo; tanto es así, que es parte muy activa del Anillo Ciclista de la Montaña Central. Además, es referencia del turismo rural en la región, con alojamientos singulares y establecimientos de cocina tradicional asturiana, caso del Cenador del Azul, por poner sólo un ejemplo. Hablar de turismo en Mieres es hablar, sin duda, del patrimonio industrial y minero de un concejo que no solo no olvida su pasado sino que apuesta por convertirlo en eje central de su presente y su futuro. Por ello, destacan equipamientos puestos en valor como el poblado minero de Bustiello, construido entre 1890 y 1925 por una empresa del grupo industrial del Marqués de Comillas. En el mismo se levantó desde una iglesia a un casino, pasando por una escuela o un sanatorio y, por supuesto, las viviendas para que ingenieros y obreros vivieran allí y no necesitaran salir de ese espacio para realizar sus tareas cotidianas. Este lugar, que aún conserva su estética y sus características, es una excepción dentro del patrimonio industrial asturiano y ejemplifica como pocos el paternalismo industrial que buscaba alejar al obrero y sus familias de los movimientos sociales más reivindicativos.

Todo aquel que acude a Mieres quedará también asombrado por su riqueza y gran valor patrimonial, siendo imprescindibles las visitas a la Iglesia de San Juan, en la plaza de Requejo; la casa Duró, un edificio del siglo XVII que alberga el Centro de Arte Moderno y que ha sido declarada bien de interés cultural; el monumento internacional al Minero, el Palacio de Camposagrado, del siglo XVIII y de estilo barroco; o el paseo fluvial.

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www.turismoasturias.es