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ADRIÁN BARBÓN | Secretario general de la Federación Socialista Asturiana

"No puedo culpar a los ciudadanos de votar a Podemos, el PSOE debe ser autocrítico"

"En la moción sobre las térmicas fue un error no pedir el cese en 2050 y una transición justa, pero nuestra defensa del carbón es la más clara"

Adrián Barbón, en la sede de la Federación Socialista Asturiana. IRMA COLLÍN

Los muebles y los cuadros del despacho son los que Javier Fernández tenía en el suyo. Adrián Barbón (Laviana, 1979), pronto hará un mes de su llegada a la secretaría general de la Federación Socialista Asturiana, no rompe la continuidad en el mobiliario y la decoración. Por lo demás, dirá que prefiere hablar poco del pasado. La parte de la estancia que no venía decorada de la etapa anterior ha sido personalizada con una foto del abuelo Tito, otra de la Casa del Pueblo de Laviana y tres con compañía: una con dos de sus grandes apoyos políticos, Adriana Lastra e Iván Fernández, otra con el presidente de la FSA, Pablo García, y una tercera dando el relevo a su sustituto al frente de la Alcaldía de Laviana, Julio García. Todas vecinas de un manifiesto enmarcado del Primero de Mayo de 1972. Los dos cuadros son un retrato de Pablo Iglesias (Posse) pintado por Paulino Vicente y, allá a su frente, "El cuarto estado", la huelga de campesinos en la Italia de los albores del siglo XX, el icono del movimiento obrero que Bernardo Bertolucci convirtió en cartel de "Novecento".

- ¿Qué tal con el Gobierno?

-Bien. Son relaciones normales de compañeros. Cada uno tiene su papel, el Gobierno cumplir su programa electoral y nosotros organizar el funcionamiento ordinario del partido, darle brío, reactivarlo y también orientar. Las relaciones son buenas, y no puede ser de otra manera, porque todos formamos parte del mismo proyecto común que se define en los congresos. En la Ejecutiva percibo muchas ganas de trabajar y quiero destacar el entendimiento que estamos teniendo con el portavoz del grupo parlamentario.

- Ha anunciado la apertura de su propio diálogo con la izquierda en paralelo a la negociación del presupuesto. ¿Con el visto bueno del Gobierno y del grupo parlamentario?

-La apertura de líneas de diálogo con otras organizaciones políticas es una competencia directa de la Ejecutiva, y esto responde a la inquietud que en su día trasladó Gaspar Llamazares a raíz de unas declaraciones mías durante la campaña de las primarias en las que yo abogaba por el diálogo entre las tres fuerzas de la izquierda. Eso compete al partido y no creo que haya ningún problema. Todo lo contrario. Según nuestras normas, el grupo parlamentario aplica las resoluciones políticas del partido.

- ¿Por qué en paralelo?

-Podía haber esperado a que se cerrase el asunto presupuestario, pero no hay por qué. Llamazares ha dicho que creía que debía abordarse ya y recogiendo el sentir, y dado que era la posición de esta ejecutiva desde el inicio, pedí autorización para lanzar una oferta de diálogo abierta, sin pagos pendientes, con la conciencia de que no vengo a hacer un listado de agravios, sino a intentar sumar. Los invito además a hablar en el formato que ellos quieran, de forma global o norma a norma, como quieran. Cada vez que las tres fuerzas de la izquierda somos incapaces de sumar, sale reforzada la derecha, y eso no puede ser. Hay un amplio espacio en el que puede fructificar el acuerdo, y lo digo sin postureo, sin buscar culpables de por qué hasta ahora no. Me interesa más el futuro. A mí se me va a notar enseguida cuando hago algo porque de verdad tengo voluntad de hacerlo, y aquí la tengo toda.

- ¿Está hablado con el Gobierno y con el grupo?

-Hablo con ellos habitualmente. Además, el portavoz del grupo forma parte de la Ejecutiva y estaba cuando se votó. Sé que el asunto de las relaciones entre el grupo, el gobierno y el partido tiene un cierto morbo, pero son mucho más sencillas de lo que parece desde fuera.

- ¿Cree que podrá, que tendrá mejor capacidad de entendimiento que su antecesor?

-No lo sé. Voy a poner toda mi voluntad, y espero que tenga resultados no tanto por el PSOE como porque tengo la convicción de que del diálogo entre las tres fuerzas pueden salir normas más positivas para los ciudadanos.

- Podemos e IU han acordado una Ley de Emergencia que requiere del Principado más agilidad en el abono del salario social. ¿Le sirve el punto de partida?

-Es pronto. Aún tengo que estudiar las propuestas y comentarlas con el Gobierno, el grupo y la Ejecutiva, pero me parece interesante que se abran vías de diálogo y quizá esta Ley de Emergencia Social pueda ser una primera piedra. Nos lo reclaman los ciudadanos, la gente de la calle se empieza a cansar de que no haya diálogo en la izquierda.

- No parece que los primeros contactos presupuestarios con Podemos anuncien un acuerdo: ellos plantean la integración de la red de escuelas infantiles, una oficina anticorrupción independiente del Gobierno?

-Estamos aún en la primera ronda y algún avance hay. Me voy a reservar cualquier declaración que no sirva para contribuir al acuerdo presupuestario, pero me suena bien que haya conversaciones e intercambios de información. Lo que no me agradaría sería un presupuesto fundamentado en la rebaja de la recaudación fiscal, como algunos pretenden. Cuando se propone disminuir los ingresos, siempre invito a que se valore lo que eso supone en una región con grandísimas necesidades derivadas del envejecimiento y el despoblamiento, de una realidad en la que los recursos no sobran.

- Pero habría un problema si esas son líneas rojas de las que Podemos no se mueve.

-Todos los partidos tenemos tendencia a hablar de líneas rojas, pero más que hablar de ellas vamos a dejar que fluya el diálogo.

- ¿Cuando pide dejar de lado los tacticismos se refiere sobre todo a Podemos?

-Todos hemos sido culpables de un juego táctico. Por eso digo que estoy dispuesto a dialogar en el formato que se quiera, incluso sin necesidad de hacer exhibición pública de ello, para que hagamos de esto una visión estratégica de Asturias. Soy socialista y creo que nuestras ideas son apuestas potentes de futuro, pero también que la negociación puede enriquecerlas, incluso asumiendo ideas de otros. A eso me refiero con la visión estratégica frente al tacticismo. Yo no quiero que parezca que quiero dialogar, yo quiero dialogar.

- ¿Qué opina del movimiento táctico de Podemos de excluir a IU del diálogo presupuestario?

-Eso tendrán que explicarlo ellos. La posición de la FSA ya es conocida. Dijimos que el acuerdo era mejor que fuera a tres.

- Ha habido muchos intentos de diálogo con poco éxito. ¿Qué ha fallado en el pasado?

-Ese pasado está muy reciente. Es pronto para analizarlo. Prefiero hablar de futuro.

- La memoria de gestión del mandato de Javier Fernández, aprobada por el último congreso, advertía al PSOE contra "el antisocialismo sindical y político" de Podemos. ¿Sí?

-No voy a juzgar la memoria de gestión de una Ejecutiva que ya cesó. Con el fenómeno político del surgimiento de Podemos hago una reflexión crítica hacia nosotros mismos. Tenemos que hacer autocrítica. Podemos surge como reacción de mucha gente que no se sentía representada por los partidos tradicionales, y yo incluyo al PSOE. Yo no puedo culpar a los ciudadanos de votar a otra opción distinta al PSOE. Voy a hacer todo lo posible para que vuelvan a confiar en nosotros y para dar soluciones que recuperen a los votantes desencantados.

- ¿Le ha costado un disgusto el voto del PSOE a favor de la moción sobre el cierre de las térmicas de carbón?

-No se explicó bien. Fue todo un poco confuso. Dio la sensación de que el Congreso estaba votando el cierre de las térmicas cuando no era así, cuando esto forma parte de una negociación comunitaria sobre la orientación de la estrategia energética. Unidos Podemos planteó una proposición en la que el PSOE introdujo enmiendas para tratar de mejorarla, pero Pedro Sánchez ya ha reafirmado la apuesta del PSOE por el carbón, que queda clara en las resoluciones de nuestro congreso. Allí se dice que es necesario fijar una senda que nos lleve al cese de emisiones de CO2 en 2050 y habla de facilitar a los territorios una "transición económica justa".

- No es eso lo que votaron en el Congreso.

-Quizá el fallo fue no añadir alguna referencias a 2050 y a esa transición justa. Pero el grupo socialista no tiene mayoría y la negociación es compleja. Yo soy coherente con lo que dije hace dos meses, que cerrar las térmicas en este momento sería una barbaridad. Lo sigo creyendo. Y lo que me indigna es que aquí el PP quiera darnos lecciones, cuando está incumpliendo el marco de actuación, no ha invertido un solo euro en los municipios mineros, ha paralizado toda investigación en captura y almacenamiento de CO2? Hay que tener bemoles para venir a darnos lecciones de defensa del carbón.

- ¿Se imaginaba teniendo que corregir tan pronto a su grupo en el Congreso?

-No se trata de eso. Lo que he hecho es defender la posición en coherencia con lo que dije en el pasado. Mucha gente en el partido me tiene por coherente por ejemplo porque no me escondí el 1 de octubre, porque alcé la voz cuando algunos me decían "ponte de perfil, que te vas a quemar", o "eres un valor en alza, no te metas en esta batalla". En ese momento di la cara y ahora también soy creíble defendiendo esto. De toda esta confusión me quedo con las declaraciones de Pedro Sánchez, que tranquilizan a la organización ygarantizan que la política sobre el carbón no ha cambiado.

- ¿Entiende que esto pueda dar alas a quienes en su día cuestionaron el respaldo de Sánchez al carbón, ausente de su documento programático inicial?

-En el congreso del partido se aprobaron ampliamente las tesis de Pedro Sánchez, consecuencia de que había una mayoría de delegados que así lo quisieron respaldar. No me vale el documento inicial. Si no se hubiera querido apostar por el carbón, esto no estaría recogido en las resoluciones congresuales.

- ¿Le ha puesto esto entre dos lealtades?

-Mi lealtad es con los militantes socialistas de Asturias y con el proyecto del partido federal que yo voté.

- ¿Dice algo esa votación sobre el peso de Asturias dentro de la organización?

-No hay carbón sólo en Asturias, y el planteamiento no es por pesos, sino por estrategia. La posición del PSOE es la más clara en este asunto.

- Cataluña.

-Me parece un esperpento. Si pensaba que ya lo había visto todo, ahora he llegado a la conclusión de que no. Todo esto denota que en política ni todo vale, ni todos valen. Y está claro que Puigdemont no vale.

- ¿Por dónde se va del "no es no" al sí a Rajoy en Cataluña?

-Me niego a decir que estamos respaldando al Gobierno. Esto es un respaldo a la Constitución y a la democracia, que es diferente. El 155 significa aplicar la Constitución para defender a la Constitución misma, la democracia y la vigencia del Estado de Derecho, no al Gobierno. Quien debe plantear y aplicar el 155 es el gobierno, pero debe ser algo proporcionado, no sirve una aplicación que no sea útil. En este asunto, la mejor posición política de todos los partidos es la del PSOE y hay que dejar claro que el responsable último de la aplicación del 155 es el Gobierno de Cataluña.

- ¿Era el momento de reprobar a la Vicepresidenta como pretendió el PSOE?

-Es que no se gestionó bien todo aquello del referéndum, lo dijo muy bien José Borrell. Pero ahora no estamos en eso, nos encontramos en el momento de intentar defender la Constitución y la democracia. Ahora el PSOE la pospone porque la polémica es mucho mayor y lo que se está debatiendo es otra cosa.

- ¿Qué opina de la posición de Podemos, contraria al 155 y muy crítica con la del PSOE?

-No coincido con ella. Nosotros defendimos que la mejor solución ahora mismo eran unas elecciones autonómicas y que luego plantearemos la reforma constitucional para que en ese marco se defiendan las posturas que se crean convenieçntes. Sin ir más allá, no veo solución en la posición de Podemos.

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