El incendio de la sierra de Uría, en el concejo de Ibias, continúa dando problemas a los equipos de extinción, que ayer tuvieron que desplazarse en un número importante al amenazar con desmandarse. Este incendio ya causó hace diez días la destrucción de 2.700 hectáreas y aún no se ha dado por extinguido.

A la zona se desplazaron miembros de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) con base en Cangas del Narcea e Ibias, así como la brigada de refuerzo de Tineo y una cooperativa forestal. Durante buena parte de la jornada trataron de frenar las llamas que se desplazaban raudas por un terreno reseco, ayudadas por el un viento moderado, de unos treinta kilómetros por hora y las altas temperaturas. Un helicóptero del SEPA y el Kamov del Ministerio de Medio Ambiente estuvieron lanzando agua en torno a las llamas para enfriar el terreno y frenar el avance del fuego. A última hora de la tarde, el incendio dio una tregua, pero en la zona aún permanecen varios efectivos para vigilar las llamas.

Aunque la zona cayó algo de lluvia en días pasados, no ha sido en cantidad suficiente para apagar los rescoldos del segundo peor incendio en Asturias desde que se tiene constancia estadística. El más grave se produjo a poco distancia, en Seroiro, en los mismos días. Este mes de octubre ha disparado el número de hectáreas arrasadas por las llamas, hasta convertir 2017 en el año más destructivo, cuando aún quedan dos meses para concluirlo.