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"¡Socorro, a güelito le ha dado un ictus!"

Los doctores piden enseñar a los niños los síntomas de los accidentes cerebrovasculares ante el creciente papel de los abuelos en la crianza

De izquierda a derecha, Sergio Rodríguez, Miguel Gómez, Ceci Feliz, Ana Mendigutia, Andrés Llovés y Renée Ribacoba, en las jornadas de neurorrehabilitación que acogió el Colegio de Médicos. LUISMA MURIAS

"Vivimos tantos años que cuanto más viejos somos, más cosas nos ocurren". Quien así habla es la doctora Renée Ribacoba, especialista del ámbito de la Neurología que esta semana coordinó unas jornadas en el Colegio de Médicos sobre neurorehabilitación, una disciplina fundamental para la recuperación del paciente tras un ictus, enfermedad que provoca anualmente 3.500 ingresos en el Principado y 400 urgencias en la red sanitaria pública.

"A partir de los 55 años aumentan mucho las posibilidades de sufrir un ictus, que se van multiplicando por décadas pero hoy lo encontramos en todas las edades. Un 25% son personas de menos de 55 años", subraya la doctora Ribacoba. Se estima que 120.000 personas padecen cada año un ictus en España, y el 90% son prevenibles. ¿A qué responde esa realidad? "A mayor esperanza de vida existen más posibilidades de que te ocurran cosas, las arterias van envejeciéndose como una máquina que se desgasta", subraya la doctora. Por ello, continúa diciendo, conviene tener en cuenta unas pautas de vida saludables para alejar ese riesgo. Dejar de fumar, no abusar del alcohol, controlar la hipertensión, vigilar la dieta (eliminar grasas y azúcares) y realizar ejercicio físico de forma regular son algunos consejos para alejar el fantasma del ictus. Pero en edades avanzadas, apunta Ribacoba, se añade una precaución extra.

Hoy, domingo, se celebra el día mundial de la enfermedad, y por este motivo, los especialistas lanzan un nuevo reto a la población: "Hay que empezar a explicar a los más pequeños qué es un ictus". Los niños, muy observadores y sensibles a cualquier cambio, podrían convertirse en una ayuda imprescindible cuando sus mayores sufren alguno de los síntomas de la enfermedad. La presencia creciente de muchos abuelos en el papel de encargados del cuidado del niño obliga a mantener una cierta alerta sobre los riesgos para ambas partes.

"Si los abuelos son los que pasan más tiempo con los nietos, los van a recoger al colegio y están con ellos buena parte del día, ¿por qué no enseñar a los niños qué ocurre en caso de ictus?", plantea la doctora Ribacoba. De esta forma el niño podría dar la voz de alarma antes de que los daños sean irreversibles. Conviene pedir auxilio ante una pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, ante un trastorno repentino de la sensibilidad, sensación de hormigueo de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, ante una pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos, ante una alteración repentina del habla y dificultad para expresarse, ante un dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente o si a cualquier de los síntomas anteriores acompaña una sensación de vértigo y desequilibrio. En el momento en que se detecten estos síntomas es recomendable llamar al 112. Además, aunque desaparezcan a los pocos minutos, debe informarse al médico de familia para evitar un daño mayor.

Conscientes de la importancia de la prevención en esta enfermedad, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, la Sociedad Española de Neurología y la asociación de pacientes Freno al Ictus han unido sus fuerzas con una campaña de prevención que se desarrollará a través de las farmacias, con el apoyo de los Colegios Farmacéuticos. El objetivo es dar a conocer a la población las principales magnitudes de esta enfermedad, cómo prevenirla y saber actuar en caso de ictus.

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Asturias se explica que los farmacéuticos comunitarios pueden ejercer una labor fundamental en la educación sanitaria y prevención del ictus, así como en la actuación urgente para saber detectarlo, pues es la segunda causa de muerte en nuestro país, y la primera en mujeres. Es la primera causa de discapacidad en el adulto y la segunda de demencia. De los pacientes que presentan un ictus hasta un 50% pueden fallecer o quedar con secuelas invalidantes, lo que además tiene un importante impacto en la sociedad y en las familias de los afectados.

El mensaje de los farmacéuticos, sin embargo, es positivo: hasta el 90% de los casos se pueden prevenir conociendo los factores de riesgo y tratándolos adecuadamente. Para favorecer la educación sanitaria desde las 22.000 farmacias españolas se van a distribuir 22.000 carteles y 220.000 dípticos, y se ha elaborado una guía con la colaboración de la Sociedad Española de Neurología en la que se abordan las manifestaciones clínicas, la etiología, el manejo en fase aguda, el tratamiento farmacológico, y el papel del farmacéutico.

Anualmente se registran en los hospitales del Principado entre 3.300 y 3.500 ingresos por enfermedad cerebrovascular, que globalmente constituye la primera causa de muerte en la región, con un total de 942 fallecidos en 2015 (7% del total). Estas cifras reflejan una tasa de 89,6 decesos por cada cien mil habitantes, muy por encima de la media española, que en el mismo año se situó en 63,5. El tiempo de atención ante los primeros síntomas resulta fundamental, porque si se actúa inmediatamente se puede reducir el riesgo de padecer secuelas o perder la vida.

Para asistir a los pacientes, el Servicio de Salud del Principado (Sespa) dispone de dos unidades de ictus ubicadas en el HUCA y Cabueñes, con una capacidad conjunta de 12 camas, que atienden cada año a más de 1.100 pacientes, con una estancia media de entre dos y tres días y buenos resultados. La actual capacidad de asistencia se ampliará próximamente con dos camas más en el HUCA. Estas cifras superan las recomendaciones de las sociedades científicas, que aconsejan disponer de una cama por cada 100.000 habitantes, lo que unido a la existencia del protocolo de atención urgente conocido como Código ictus, que se remonta a hace más de una década, sitúa al Principado a la vanguardia del tratamiento de esta patología. "Se está haciendo muy buen trabajo", sostiene la doctora Ribacoba quien aboga, no obstante, por extender las unidades de neurrehabilitación que facilitan un abordaje multidisciplinar en la recuperación del ictus. Esa fase, sostiene la neuróloga, se puede prolongar de forma muy distinta pues "una lesión en el cerebro es muy distinta de otra persona", continúa Ribacoba, así la recuperación "puede ser de uno o cinco años, se ve cuando se llega a un techo en el que el paciente no gana".

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