Jaime Garrastazu es ya un veterano de los congresos de la Fundación "Lo que de verdad importa" (LQDVI), que se estrena el jueves en Asturias en un acto en el que se prevé que participen más de 1.500 jóvenes. Cofundador de Pompeii, empresa de venta de zapatillas online y responsable de su división de marketing, este joven de 25 años tiene claro el mensaje que quiere trasladar: "La medida del éxito la marca uno mismo, no la sociedad. Pero hagas lo que hagas, lo importante es saber lo que quieres, tomar la decisión y apostar por ello".

Eso fue exactamente lo que hizo él. Con 22 años trabajaba en una potente empresa de auditoría y a la vez estaba con tres amigos pensando en montar su empresa y en dar los primeros pasos. Acudió entonces a uno de los congresos de la Fundación. "Me quedé impactado. Fue como un chute de energía. Me pregunté entonces por qué estaba en la auditoría, y resulta que no tenía respuesta. Me di cuenta de que tenía que tomar una decisión y apostar por la empresa. Lo peor que puede hacer una persona joven es dejarse llevar, acomodarse, porque hay algo que nunca vuelve, y es el tiempo".

Tres años después de tomar aquella decisión, Pompeii es un éxito rotundo de ventas, con más de 100.000 pares de zapatillas vendidas. Y creciendo.

Jaime Garrastazu no tuvo miedo al riesgo. "Lo que quiero contar es que el riesgo real está en no tomar decisiones y dejarse llevar, porque eso te impide crecer. Equivocarte de curte, y acertar también", asegura.

Esta máxima la aplica este joven empresario a todos los órdenes de la vida. "Montar una empresa es una decisión más, como lo es elegir ser abogado. No se puede animar a la gente a emprender porque sí. Es algo que uno debe sentir dentro. Lo importante es saber qué quieres hacer, a qué te quieres dedicar, y una vez que lo has decidido, apostar por ello para disfrutar de lo que haces y ser el mejor o de los mejores".

Y eso es lo que están haciendo él y sus socios en Pompeii, "porque lo importante no es crecer por crecer. Para nosotros es más válido construir lo que queremos construir, sentar unas buenas bases para lograr una marca a largo plazo, que hacer lo que se supone que tendríamos que hacer, que sería crecer y crecer y ganar dinero sin más".

La empresa tiene en la actualidad 23 empleados y el objetivo es acabar este año facturando dos millones de euros, un crecimiento del 400 por ciento. Y están a punto de conseguirlo. "Empezamos sin nada, ni un euro más allá de unos ahorros que teníamos cada uno de nosotros". Ahora, descontando salarios, todo lo que ganan lo reinvierten en la compañía para cumplir su sueño. Van poco a poco, y ya han conseguido tener unas 200.000 visitas al mes en su página web.

Garrastazu quiere dar a los jóvenes asturianos "un chute de energía como el que recibí yo cuando asistí por primera vez a un congreso de la Fundación". Y ya ha practicado, no sólo a nivel personal, sino también contando su experiencia en los congresos de Madrid, Quito y México.

"En mi intervención les cuento mi experiencia personal relacionada con la profesional. Montar una empresa con unos amigos con sólo 23 años supone muchas cosas buenas, pero también malas y comunicarlo de manera correcta puede ayudar muchísimo a quienes te escuchan. Emprender no es el camino bueno y el resto es malo. Ni mucho menos. Es uno más", asevera el joven empresario. "Lo más importante, y quizás lo que más falla en la juventud actual, es la inquietud. Es fundamental la curiosidad y la inquietud para salir adelante sea cual sea la decisión que se tome", asegura Jaime Garrastazu.

Con sólo 25 años -"soy muy niño todavía"-, se niega en rotundo a que el éxito se le suba a la cabeza. Por eso no se cansa de contar su experiencia para que no se le olvide cómo empezó y ayudar a los demás. "Es espectacular lo que pasa en ese congreso. Deben ir todos, porque no se puede contar, hay que sentirlo".