La propuesta del Club Sierense "Amigos de la Manzana" de que en la etiqueta de la botella de sidra conste el origen de la manzana ha sido bien acogida. "Cuanto más completa sea la información sobre lo que estás bebiendo, mejor", apunta Gumer Fernández, de la sidrería El Pumarín, de Pola de Siero. "La gente suele mirar las etiquetas más de lo que parece", reconoce.

Entre sus clientes, Valentín Lagranda, que cree que "lo más lógico es que se especifique el origen, igual que cuando vas a comprar fruta a la frutería". Agrega que "hay que consumir el producto de aquí y valorar la manzana autóctona". Elviro Requejo también lo piensa: "Quiero saber que es de aquí". A José Casielles también le "gustaría saber si la manzana es asturiana", al igual que a Ricardo Laruelo, pero el primero lamenta que se pudieran "falsificar las etiquetas". El lagarero Manuel Riestra, de Sidra Muñiz, en Tiñana (Siero), asegura que ya hay este tipo de etiquetas. Son las de Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias y las de Sidra de Selección (integrada en la primera para la próxima campaña). Destaca que pedir estas bebidas es la mejor manera de defender el producto autóctono, pero es algo de lo que se tienen que convencer los clientes para lograr incrementar el consumo de sidra con estos certificados de calidad, pues actualmente la cuota de mercado está por debajo del 10%. Riestra apunta que para corregir los excesos de cosecha de manzana como el de este año, los productores han de profesionalizarse y controlar la vecería marcando una producción por hectárea, como ocurre con la uva, para lograr cosechas más asumibles, no sobrecargar el pomar y conseguir una manzana de más calidad.