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Franca D'Agostini | Experta en Filosofía de la Lógica y Teórica de la Universidad de Milán

"Trump, Brexit y Catexit son la posverdad"

"Es falso o discutible que la independencia sería buena para los catalanes"

Franca D'Agostini. UNIVERSIDAD DE NAVARRA

En un mundo dominado por un bombardeo incesante de información muchas veces sesgada e imposible de digerir es muy difícil separar el grano de la paja para distinguir la verdad de la falsedad, reconoce Franca D'Agostini, profesora de Filosofía de la Lógica y Teórica en la Universidad de Milán, escritora y discípula de Gianni Vattimo, el filósofo del pensamiento débil, pero no cree, sin embargo, que hoy se mienta más que antes. El peligro no es tanto el engaño, avisa en unas jornadas organizadas por el Instituto Sociedad y Cultura de la Universidad de Navarra, sino las medias verdades que arman absolutas falsedades para hacer creer a una población huérfana de alfabetización filosófica los discursos xenófobos de Trump y los dudosos beneficios del Brexit y del Catexit. En esta pugna entre la verdad y la mentira, D'Agostini ve con optimismo cómo cada vez hay más personas que dudan y tratan de evitar que les den gato por liebre en una nueva era que ella denomina pos-posverdad.

-¿Vivimos en una era posterior a la verdad, como diagnosticó Ralph Keyes?

-No. Creo que vivimos más bien en la era de la pos-posverdad. Tras pasar un periodo en el que la palabra verdad había casi desaparecido del discurso público, podemos decir ahora que la verdad ha recuperado el protagonismo.

-¿A qué se debe ese renacer por el interés de la verdad?

-Se ha producido una explosión de información y de la comunicación y eso nos hace pensar que han aumentado las mentiras sin darnos cuenta de que también hay más verdades. Por esa razón, la gente ha comenzado a dudar y cada vez se pregunta más si lo que le cuentan es o no cierto. Esto es un triunfo para el concepto de verdad.

-Explíqueme por qué un abogado puede mentir en la defensa de su cliente y sin embargo la mentira está tan mal vista en general.

-En Italia los abogados no pueden mentir abiertamente en un juicio aunque sí ocultar una verdad que perjudique a su cliente. La razón por la que la mentira está mal vista es porque la verdad es necesaria para cooperar, confiar y entender nuestro mundo y a la gente. No se puede vivir pensando que te están mintiendo constantemente.

-Hay además mentiras piadosas.

-Por supuesto y ayudan en muchas ocasiones. La falsedad no es el principal problema.

-¿Cuál es entonces?

-Las medias verdades que se lanzan en muchos discursos son las que nos engañan.

-¿Qué culpa tienen los filósofos posmodernos en el actual descrédito de la verdad?

-Depende de lo que se quiera decir con posmodernismo. Si con este término aludimos a la idea de una destrucción de la razón, entonces la expresión misma "filosofía posmoderna" es un oxímoron: no hay filosofía sin razón y verdad.

-Lo cierto es que hoy hay una gran confusión entre la verdad y la mentira en todo el mundo?

-No creo que la situación sea tan desesperada. La cantidad de verdades y mentiras y la dificultad de distinguir unas de otras han existido siempre. Ahora tenemos acceso a más información, pero también tenemos más instrumentos y más posibilidades de comparar y verificar las historias que nos cuentan. Quizás eso que Nietzsche llamó nihilismo y que podemos interpretar como era posterior a la verdad se refiere al hecho de que ahora somos más escépticos porque nos damos cuenta de la dificultad de obtener verdades aceptables.

-Que no absolutas.

-Exacto, porque rara vez estamos en posesión de la verdad absoluta. Ya decía Aristóteles que el uso del concepto verdad es difícil porque es imposible para un hombre conocer la verdad perfecta. Lo que tendemos a olvidar es la segunda parte de la tesis de Aristóteles, que dice que, a pesar de esto, "también es imposible no conocer algunas verdades", por lo que el uso del concepto de verdad es inevitable y eso es lo que se ha perdido en los últimos tiempos. Incluso los filósofos a veces no son conscientes de esto.

-¿Qué papel juega en todo esto el fenómeno Trump con su apuesta por los hechos alternativos a la verdad?

-La campaña electoral de Trump fue el claro ejemplo del uso de un lenguaje distorsionado, con verdades parciales utilizadas para transmitir creencias falsas. Este lenguaje es típico de los políticos "populistas", pero también de otro tipo de oradores públicos e incluso está presente en el mundo de la ciencia.

-Me gustaría conocer su opinión sobre la campaña informativa de la Generalitat de Cataluña para argumentar la vulneración de la legalidad española en su camino hacia la independencia.

-En este caso, tenemos otra vez verdades parciales. La diferencia cultural y lingüística de los catalanes, que es un hecho incuestionable, se utiliza para transmitir el falso o al menos discutible mensaje de que la independencia sería una ventaja para ellos.

-¿Fueron engañados los votantes del Brexit?

-Sí, de alguna manera. Ya decía Maquiavelo que el Príncipe debería de aprender pronto a mentir, pero Maquiavelo no vivía en la era de internet y de la democratización del conocimiento. Lo que debería hacerse ahora es enseñar a los políticos a decir la verdad.

-¿Se pueden meter en el mismo saco de la posverdad a Trump, el Brexit y el secesionismo catalán (Catexit)?

-En esencia, sí, aunque tienen objetivos diferentes.

-Parece que tanto quienes votaron el Brexit como los independentistas catalanes tienen en común un enemigo exterior y el sueño de que solos serán más ricos. ¿Es eso así?

-La creación de un enemigo es típica para sustentar las verdades parciales y convencer a la gente de tus ideas. El fracaso de la verdad produce conflictos sociales y ahí está la típica estrategia de las políticas totalitarias que siempre se inventan un enemigo.

-¿Cómo se reparten la escuela, la universidad y los medios de comunicación la responsabilidad de este momento de mentiras y alucinaciones colectivas?

-No hablaría de responsabilidad, sino de que algunas cosas deberían cambiar para poder entender y controlar la ingente información que nos bombardea cada día. No estamos preparados para asimilar tantos datos, pero creo que empezamos a tener las herramientas necesarias para poder hacerlo en el futuro.

-¿Hasta qué punto esta creciente tendencia a creer mentiras inverosímiles es fruto de la decadencia de los medios de comunicación tradicionales y de la emergencia de unas redes sociales desbocadas y en muchos casos irresponsables?

-Las redes sociales han creado nuevas formas de mentira y de medias verdades que se convierten en falsedades. El fenómeno de los "social media trolls" sería imposible de imaginar sin esas redes sociales, así como el discurso del odio, el "hate speech", que no es más que una forma hiperbólica y exagerada de dogmatismo.

-La directora de "The Guardian", Katherine Viner, ve un punto débil en cuanto a la igualdad ante la información en que el gran público se alimente con contenidos seleccionados por algoritmos.

-Sí, los algoritmos del "big data" son la fuente de nuevos tipos de mentira: la mentira de la cantidad. El hecho de que millones de personas crean que cierta proposición "p" es verdadera o que cierto producto "x" es valioso no significa que "p" sea verdadero y "x" sea realmente valioso. Pero la cantidad de aprobaciones es uno de los medios que tenemos ahora para juzgar la verdad. Los algoritmos pueden hacernos más expertos, pero también, al mismo tiempo, pueden destruir nuestro conocimiento.

-¿Ha muerto el periodismo, profesora D'Agostini?

-Nada está muerto, todo está cambiando. Y el cambio es difícil para los periodistas, los científicos, los políticos, los artistas y los filósofos.

-¿Qué se puede hacer para que el ciudadano pueda ejercer su derecho a estar correctamente informado?

-Sería necesaria una especie de alfabetización filosófica de la Humanidad. Deberíamos aprender a manejar la verdad. Y lo primero que hay que saber es que la verdad es un concepto crítico que debemos usar para debatir, dudar y cuestionarnos lo que pensamos y lo que nos dicen. La filosofía es el arte de la verdad, que es el arte del escepticismo, y no se usa ni se conoce hoy en día. Incluso los filósofos a menudo lo ignoran. El concepto de verdad se usa con mayor frecuencia como un artificio dogmático: "El punto de vista de Dios", como dijo alguna vez Hilary Putnam. En la religión olímpica había dioses para cualquier tipo de concepto: amor, guerra, razón, belleza, etcétera. Pero no había ninguna diosa "Verdad". El primer Dios que dijo "Yo soy la verdad" fue Jesús. Pero él era un dios humano, y él estaba aquí en la Tierra.

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