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NURIA CHINCHILLA | Asesora de alta dirección desde la óptica femenina

"Feminidad, flexibilidad y familia son las tres 'F' de la conciliación"

"Hoy las empresas están digitalizadas y podemos llevar la oficina con nosotros; las barreras entre trabajo y vida personal están más difuminadas"

Nuria Chinchilla. La provincia | DLP

Nuria Chinchilla es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra y licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona, máster en Economía y Dirección de Empresas y doctora por el IESE Business School. Es asesora de diversas empresas y consejera de varias sociedades, miembro del Top Ten Management España y asesora a gobiernos regionales y estatales de todo el mundo. Es impulsora de un modelo de feminismo dirigido a la empresa y al modo de ejercer la dirección.

- En sus conferencias usted se refiere a lo que llama las tres "F" de la dirección en femenino. ¿Cuáles son?

-Me gustaría referirme a las tres "F". La primera es la de Femenino. Vivimos en un mundo que ha avanzado mucho, pero que sigue pensado sólo por y para hombres del siglo XIX. Es importante que las empresarias saquen todo su potencial como mujeres. La segunda "F" la representa la Flexibilidad, porque hay que ser flexibles para poder dirigir personas. Lo muerto es lo único que se puede abordar con rigidez. Pero en lo vivo, se trata con individuos que quieren tener una vida, no sólo un trabajo, de modo que si se intenta atraer y fidelizar el mejor talento es preciso ser capaz de tratar a las personas como necesitan, con flexibilidad de horarios de entrada y de salida, etcétera. La tercera "F" es la Familia. No se puede dirigir a la gente como si fueran islas en un océano. Tenemos familia a la que nos debemos, personas dependientes tanto mayores como pequeñas. Lo que no es sostenible es salir del trabajo sin energía y sin tiempo para dedicarles.

- A lo largo de su rica experiencia profesional, ¿ha mejorado en alguna medida la conciliación en España?

-Sí, hace treinta años era tabú plantear la cuestión de la conciliación en una entrevista de trabajo, mientras que ahora es uno de los argumentos para conseguir que, no sólo las madres y los padres, sino también los jóvenes, quieran ir a trabajar a una empresa. Hay investigaciones que demuestran que las empresas pueden ayudar a la conciliación. Por ejemplo, se dan reuniones entre empresas donde se intercambian experiencias de éxito con las mejores prácticas. Ahora vemos cómo los padres y las madres llevan a sus hijos al colegio y los recogen y hay más flexibilidad de entrada y de salida, más gente que trabaja en casa por objetivos. Esto supone un gran cambio porque hoy todas las empresas están digitalizadas y podemos llevar la oficina con nosotros por el mundo, no hay barreras en el espacio y la tecnología ayuda a la flexibilidad. Las barreras entre trabajo, familia y vida personal están cada vez más difuminadas. Si se quiere, las personas disponen de una mayor capacidad para establecer límites en la agenda sobre los tiempos en que están disponibles para trabajar, es decir, que existe una mayor capacidad para gestionar los "ladrones del tiempo". A raíz de esta idea publiqué en su día el libro "Dueños de nuestro destino", que estudia conciliar trabajo, familia y vida personal. Se empieza a conciliar con uno mismo y luego ya con la familia, la empresa y la sociedad.

- ¿Qué camino queda por hacer en la lucha por la igualdad y la equidad real entre los dos sexos?

-En primer lugar, reconocer las diferencias. La tendencia es el igualitarismo completo, pero lo que importa es conseguir la igualdad de oportunidades para crecer y desarrollarse. En las mujeres no invierten muchas veces las empresas porque van a ser madres. Hay que cambiar esta tendencia. También existen los llamados techos de cristal, e incluso de "cemento". Para ayudar a la igualdad de oportunidades se necesita una flexibilidad de tiempo y espacio, así como zonas infantiles. Por otra parte, hay que ser conscientes del sesgo inconsciente: las mujeres hemos crecido en un mundo empresarial para hombres y no sabemos valorar la realidad femenina que es precisa para reconocer la sinergia, la complementariedad de ambos sexos. Trabajar juntos es mejor que sólo hombres o sólo mujeres.

- ¿En qué principios se apoya el objetivo de lograr el desarrollo profesional y el emprendimiento y la consolidación de la mujer en todos los ámbitos sociales?

-En la igualdad de oportunidades, la corresponsabilidad, la complementariedad y la sostenibilidad. Se necesita construir el mundo entre ambos sexos, empezando por la familia, siguiendo por las empresas, la política y la sociedad. Se dice, por ejemplo, que si Lehman Brothers hubiera sido Sisters se hubiera hundido, pero que también habrían sido menos lanzadas y habrían frenado la caída. Hubiera sido mejor Lehman Brothers & Sisters en todos los ámbitos.

- ¿Sigue siendo tan hiriente la desigualdad en los consejos de administración de las empresas?

-Diría que estamos evolucionando positivamente. En 2002, en el Ibex-35 figuraban un 2% de mujeres consejeras, mientras que actualmente ya aparece un 20%. Pero si contamos el resto de empresas no presentes en el Ibex, el porcentaje en España es de un 33%.

- ¿Cuáles son los argumentos masculinos para entorpecer la igualdad?

-Creo que no son algo consciente. Cada uno elige siempre lo más parecido a sí mismo por comodidad, porque es más fácil comunicarse, etcétera. Es difícil entrar en el "Boy's Club". Los hombres aún no saben valorar cualidades de las mujeres como son una mayor empatía o estar más en los detalles. Aunque se vayan dando cuenta de estas características, quieren seguir mandando. En muchas ocasiones ellos son los jefes, pero quienes hacen realmente el trabajo son las mujeres a su cargo.

- ¿Qué opina de las plataformas que persiguen generar opinión y mentalización?

-Siempre que queramos que se hable de algo debemos ponerle un tiempo, una marca, así que me parecen muy bien estas plataformas. Son buenos referentes para las más jóvenes, para que se miren en ese espejo y para que los hombres comprueben que el talento no tiene sexo. A veces ocurre que las reivindicaciones femeninas se toman como una lucha, pero esa mentalidad sería el último coletazo del marxismo. De lo que hay que hablar es de construir una sociedad más justa y sostenible en la complementariedad.

- La conciliación profesional/familiar de la mujer española, ¿presenta más dificultades que en otros estados europeos?

-Sí, por los horarios, las jornadas eternas... Es un mal hábito el del presencialismo en el despacho, el pensar que se está más comprometido por ello aunque sólo se caliente la silla. El tiempo se aprovecha más cuando tienes menos. En España se pierde mucho tiempo de trabajo. Nuestro país siempre está una hora o dos por delante de Greenwich, nos levantamos cuando aún es de noche, comemos muy tarde, de dos a cuatro, y no estamos en casa a las cinco y media como en el resto de Europa. Es un tiempo valioso que se roba a la familia y a la vida personal. Tampoco se invierte como en el resto de Europa en guarderías o políticas de apoyo a las familias. Esto nos lleva a un infierno demográfico. En Francia se apoyan políticas para que cada mujer tenga al menos dos hijos, mientras que aquí quedamos en 1,2. Aunque pretendamos procrear más, no contamos ni con el apoyo ni con las infraestructuras públicas adecuadas.

- ¿Debería haber cuotas en los consejos de administración de las empresas?

-No, todo lo que sea poner cuotas es perseguir un objetivo numérico que no cambia la realidad ni ayuda a más mujeres, porque puede provocar el efecto bumerán.. Por ejemplo en la India, quienes están en los consejos son las esposas de los propios consejeros.

- En su intensa actividad y en su bibliografía, ¿extiende el principio de igualdad a las mujeres que viven en países ajenos al modelo europeo, por ejemplo, musulmanes?

-Claro, la igualdad de oportunidades debe ser para cualquier mujer. De hecho, en mi centro de investigación del IESE trabajamos con todos los países para intentar que no se desperdicie el talento femenino.

- ¿La igualdad ha de ser reivindicada por encima de la libertad allí donde ésta no es perfecta?

-Se trata de un tema de derechos humanos, de la ONU, de la Historia, luchar por ello, construir de la mano hombres y mujeres, lo que no quiere decir hablar de una igualdad numérica, de una paridad. Tiene que existir una libertad de elección para la mujer. Las hay que se quieren quedar en casa, otras que quieren pasarse todo el día en el trabajo, pero un 60% prefiere conciliar. Se precisa entonces de un marco legal y políticas sociales que permitan que esto sea factible.

- Su labor afecta a los ámbitos público y privado. ¿Son paralelos los resultados o habrían de ser más eficaces los Institutos de Igualdad de los organismos políticos?

-En el sector público es más fácil cumplir con la igualdad de oportunidades, pero las empresas pueden elegir. Los Institutos de Igualdad se han enfocado demasiado en el éxito numérico. No se plantean lo que necesita la mujer de hoy en día. Están muy ideologizados.

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