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La fiebre del bable

La oficialidad del asturiano caldea un debate en el que no se libró de la polémica ni un vaso de agua

Arriba, los socialistas Javier Fernández, Nino Torre, Margarita Vega y Marcelino Marcos sonríen en los pasillos de la Junta. Sobre estas líneas, Cristina Coto y el Presidente, al final de la sesión, espalda contra espalda. L. MURIAS

Es mentar el bable o el asturiano en el hemiciclo de la Junta y dispararse los termómetros. Sobre todo desde que la FSA apretó el botón de la cooficialidad. El debate sobre el estado de la región no fue una excepción. Ocho horas largas, con chascarrillos en sede parlamentaria, dan para eso y mucho más. El "coño" como muletilla preferida de sus señorías, el mosqueo de Mercedes Fernández por las "sanjurjadas" del presidente de la Cámara y las reminiscencias ochenteras salpicaron de sonrisas la sesión más intensa del año.

El "acceso febril" del conseyeru y la gimnasia en bable

Al consejero de Educación, Genaro Alonso, le subió tanto la fiebre que hubo de ausentarse del Pleno. Fue después de que Javier Fernández defendiera su labor como "gestor" al frente de la Consejería al margen de su profesión de filólogo. El Presidente del Principado tuvo un arrebato de sinceridad. "La oficialidad es buena para la lengua, seguro. No sé si será lo mejor para los asturianos", precisó Fernández poco antes de que la portavoz popular, Mercedes Fernández, se refiriese irónicamente a los alumnos "que hacen gimnasia en bable". Metidos en faena, el portavoz de Ciudadanos, Nicanor García, se arrancó a preguntar "¿cuántos falamos asturianu en esta Cámara? Yo falo amestao", dijo el parlamentario del grupo naranja antes de nombrar al falante habitual, el podemista Andrés Fernández Vilanova. "Y yo también", reivindicó su compañero de bancada, Héctor Piernavieja.

El vaso de agua de Mercedes Fernández y las "sanjurjadas"

En el fragor del debate Mercedes Fernández ni siquiera tenía tiempo para mirar al reloj que marca los tiempos, lo que motivó sucesivos avisos del presidente de la Cámara, Pedro Sanjurjo. Se quejó de las "prisas", que vienen marcadas por acuerdo de la junta de portavoces de la que ella y Cristina Coto -quejosa por idéntico motivo- forman parte. Llovía sobre mojado y la lideresa popular cuestionó las órdenes del presidente de la Junta sobre el suministro de agua a sus señorías. Ella lo prefiere en su escaño y los ujieres sólo la sirven en la tribuna de oradores. "Me parece increíble que no me pongan agua. Una sanjurjada". No hay constancia de que se refiriera al golpe de estado del general Sanjurjo contra el gobierno de la Segunda República, en 1932, así conocido.

El "coño" como recurso estilístico muy transversal

La muletilla del debate de la región fue un sonoro y transversal "coño", que no hizo distingos de sexos ni de siglas políticas. Abrió la senda, la portavoz del PP, Mercedes Fernández, a la que el Gobierno le dijo, tiempo ha, que el decreto sobre listas de espera estaba al caer. Como quiera que no cayó todavía, la diputada se soltó: "¡Coño con 'al caer'!, 2 años esperando los usuarios de la sanidad pública". No le fue a la zaga, Javier Fernández, que recurrió media docena de veces a la expresión coloquial. "Celtistas, coño", dijo cuando hablando, una vez más, de la oficialidad del asturiano recordó el nombre del colectivo que defiende la identidad de las naciones celtas. Ítem más. "Coño al menos un poco de conciencia, de que eso fue este verano", apostilló durante el "cara a cara" con Gaspar Llamazares a propósito de una oferta de diálogo para que no recibió respuesta de Izquierda Unida.

Ni chachi ni superguay ni diálisis en la Europa democrática

Los diputados a lo largo de una sesión tan larga agotan el repertorio para increpar al adversario. "Una declaración más que súper guay que no llega ni a medio chachi", dijo en español de los años ochenta el portavoz socialista, Marcelino Marcos, al referirse a una posición de Foro sobre la variante de Pajares. Y en términos médicos, que no forenses, despachó la portavoz forista Cristina Coto al "ingeniero de minas", Javier Fernández: "Preocúpese de su delicada salud política porque no hay diálisis en la Europa democrática capaz de superar el colapso renal que presenta su cuadro de fracasos como gobernante inútil e incompetente".

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