Nemesio Heredia, científico del Instituto Geológico y Minero de España, desgranó ayer para alumnos y profesorado de Geología en la Universidad de Oviedo algunas anécdotas de las misiones en la Antárdida. La primera, las dificultades derivadas del clima que impiden trabajar allí más de 15 días en una campaña de tres meses, los cinco días de viaje en barco hasta llegar a la base antártica, o las siete horas si se opta por el vuelo en uno de los Hércules que desplazan a los científicos hasta allí. Los cambio en el clima también son palpables: "Llueve en verano, algo que no pasaba antes, lo cual elimina la cubierta del hielo más rápido", advierte. Llamativos son también los trozos de hielo "casi del tamaño de Dinamarca" que se desprenden. Los trajes herméticos para quienes viajan en barco son imprescindibles porque en el agua no duras diez minutos, advierte el científico.

"La Antártida está perdiendo mucho hielo, cualquier impacto allí altera los patrones del clima", sostiene el investigador del Instituto Geológico, quien ayer intervino durante las celebraciones de San Alberto Magno en la Facultad de Geología. La mayor sorpresa para el equipo de Heredia, formado en la Universidad de Oviedo, es que en sucesivas campañas antárticas han podido ratificar la presencia de "mucho material paleozoico aflorado" en el continente helado. El proyecto para cartografiar geológicamente la península antártica en el que participó el científico del Instituto Geológico y Minero de España, integrado en un equipo de unas cuarenta personas, "abrió una nueva perspectiva que no esperábamos". Una de las novedades fue la presencia de restos de basamento paleozoico en la zona más alta de los Andes centrales "donde hay un cabalgamiento importante de las placas".