Arreglar la pirámide de población asturiana por arriba va a ser imposible a corto y medio plazo porque la actual "barriga" estadística astur, compuesta por los habitantes de esta región en franjas de edades entre los 45 y los 65 años va a seguir cumpliéndolos (felizmente) alimentando la zona superior de esa pirámide que ya no es tal.

El monumental problema demográfico asturiano tiene alguna solución por la base, es decir, por los más pequeños, y esa solución pasa por activar con urgencia dos factores en los que Asturias está a la cola literal de España: las tasas de fecundidad (1,3 hijos por mujer) y de natalidad. De paso, como complemento, no estaría nada mal que se pudiera rebajar la edad media de las asturianas para tener su primer hijo, en la actualidad de algo más de 32 años.

El catedrático de Análisis Geográfico de la Universidad de Oviedo, Felipe Fernández, y el investigador del Observatorio del Territorio, Daniel Herrera Arenas, desgranaron anoche en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA las líneas maestras del Plan Demográfico del Principado de Asturias 2017-2027.

Frente al desierto demográfico la regeneración poblacional pasa por políticas que eviten que la idea de tener un hijo vaya acompañada de un torrente de incertidumbres. Entre el público, las consejeras de Servicios Sociales y Medio Rural, Pilar Varela y María Jesús Álvarez, y el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez, quien recordó que "cuando les preguntamos a las parejas si les gustaría tener un segundo hijo, alegan no razones económicas sino de conciliación".

Un comentario al hilo de las palabras, minutos antes, de Daniel Herrera. "Constatamos que en buena medida, entre la población existe el deseo de tener un segundo hijo. Conseguir que se dé ese paso sería muy importante".

Los dos ponentes incidieron en los aspectos que ponen más difícil la solución, aunque sea parcial, del paisaje. El crecimiento natural de Asturias, esa relación entre los bebés que nacen y las personas que mueren, "es el más negativo de España", apuntó Felipe Fernández, y no porque se dispare la tasa de mortalidad "que solo crece un poquito", sino porque los paritorios están vacíos. "Por crecimiento natural la mayor parte de la región asturiana no tiene posibilidades de recuperación", señaló el catedrático de la Universidad de Oviedo. Se trata de "ese territorio rural asturiano que se vacía cada vez más".

Si la natalidad no aumenta significativamente, y no tiene traza de que así sea, quedan caminos alternativos que el Plan Demográfico contempla pero sin concretar. El retorno de los jóvenes que se marcharon y la captación de población nueva. "Es indispensable tratar los desequilibrios territoriales, dijo Daniel Herrera Arenas, "porque está claro que no hay soluciones que sirvan para toda la región. Cada territorio tiene las suyas".

Los dos ponentes recordaron que no somos unos bichos raros en el contexto europeo. Los datos en grueso no difieren mucho de la tendencia general del viejo continente pero algo nos distingue a los asturianos, y no es precisamente positivo. "esencialmente estamos sometidos a los mismos procesos pero los valores de Asturias son mucho más negativos". Las ya referidas tasas de fecundidad y natalidad son una buena prueba de ello.

Son las tasas que han venido a moldear un problema que no es nuevo, aunque ahora existe un mayor nivel de concienciación al respecto. "Causas que vienen desde hace décadas", dice Fernández.

Resulta curioso que Asturias tiene hoy el mismo porcentaje de población en edad de trabajar (es decir entre los mayores de 15 y los menores de 65) que hace medio siglo. El problema no es esa franja intermedia, sino lo que tenemos por arriba y por abajo. Con tan solo un 11% de población menor de 16 años y nada menos que un 24% de habitantes por encima de los 64. Ambos grupos conforman lo que se llama la tasa de dependencia, una de esas estadísticas engañosas. Asturias tiene una tasa de dependencia del 53% y la Unión Europea en su conjunto, del 52%.

¿Estamos como en Europa? Nada de eso, por desgracia porque el gran número de asturianos ya en la tercera edad se compensa con el escasísimo número de niños y adolescentes. Si tuviéramos el mismo porcentaje de menores que el actual de mayores de 64, y viceversa, tendríamos las mismas estadísticas pero nuestro futuro demográfico estaría mucho más asegurado.

"Un tercio de las regiones europeas perdemos población de manera importante", señaló Guillermo Martínez. Felipe Fernández, por su parte, apunta a Francia como "el ejemplo en el que mirarse". Ellos, los franceses, iniciaron la lucha contra la despoblación hace sesenta años "y ahora ya están en el medio y largo plazo", con estadísticas además mucho más homogéneas que España, país en el que el noroeste -en el que nos encontramos- nada tiene que ver con el Levante juvenil.