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Uno de cada seis conductores en las carreteras asturianas supera los 65 años

Automovilistas Europeos niega alarma por la cifra de mayores implicados en siniestros y pide que Sanidad tenga voz en la renovación del carné

Caravana de coches de autoescuela ayer, en la calle Conde de Toreno en dirección a la plaza de España, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Uno de cada seis conductores asturianos tiene más de 65 años, según los últimos datos disponibles con fecha de marzo de este año. La polémica sobre el riesgo que suponen los conductores de edad avanzada está servida. Algunos colectivos, como la delegación en Asturias de la Asociación de Apoyo a las Víctimas, reclaman un endurecimiento de los psicotécnicos, y también denuncian el elevado número de personas mayores que son atropelladas por "cruzar por cualquier lado". Sin embargo, la asociación Automovilistas Europeos Asociados liga la edad de los conductores al envejecimiento de la población y reclama un cambio legislativo para que el sistema sanitario esté comunicado directamente con Tráfico para que se pueda suspender temporal o totalmente un permiso de conducir, con independencia de la edad.

El censo de conductores mayores de 18 años en Asturias ascendía al cierre del primer trimestre del año a 607.554, de los que 105.187, el 17 por ciento, eran mayores de 65 años. "La tasa de accidentes en los que están implicadas personas mayores no es superior al censo de mayores que conducen, mientras que en el caso de los conductores noveles sí es preocupante porque es mayor", explicó Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados.

La jefa provincial de Tráfico en Asturias, Raquel Casado, admitió el incremento de personas de edad avanzada implicadas en accidentes de tráfico y remarcó que se cumple el protocolo establecido en la normativa, pero pidió a las familias responsabilidad y colaboración para que impidan conducir a personas muy mayores o con sus facultades mermadas.

La propuesta de Automovilistas Europeos Asociados es distinta, aunque apoyan la necesidad de colaboración de las familias. Parte del principio de que la población envejece y por tanto, cada vez habrá más personas mayores al volante. Y plantea una cuestión: "¿Tiene más peligro en la carretera un señor o señora de 80 años al volante o un joven que haya consumido drogas o alcohol?". El planteamiento pasa por ligar el sistema sanitario a Tráfico para que se tenga conocimiento de si una persona tiene una enfermedad o un tratamiento que puede afectar a su capacidad para conducir. Además, si se decide retirar el carné a una persona mayor, deben ofrecerse alternativas de movilidad para que lo acepte de manera positiva. Y en cuanto a los atropellos, la propuesta es avanzar hacia un entorno urbanístico con una mayor accesibilidad y fácil para los mayores.

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