Hay que decirlo alto y claro: nos están asesinando. Prácticamente cada cinco días muere una persona como consecuencia del machismo, de su cara más atroz, la violencia de género. 2017 está siendo un año sangriento. Reconocidas como víctimas oficiales y que se sepa hasta la fecha de hoy, 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, 44 han sido asesinadas por esta lacra social, las mismas que durante todo 2016.

Las cifras que recoge el Ministerio de Interior son aquellas que la Ley Integral de Violencia de Género identifica como tales. Sin embargo, no se tienen en cuenta las personas que forman parte del círculo de la mujer, o aquellas que por no mantener una relación sentimental con sus asesinos tampoco son contabilizadas en las cifras oficiales. Recordar que hubo que esperar a 2013 para que dentro de las estadísticas oficiales se contabilizase a los hijos e hijas asesinados.

Estamos viviendo una aberrante escalada de esta intolerable violencia. A los feminicidios, debemos sumar aquellos niños y niñas que se quedan huérfanos y los que son asesinados impunemente para castigar o dañar a sus madres.

Ante este drama, no podemos ni queremos mirar hacia otro lado. Como principal fuerza sindical del país y organización feminista, CCOO seguirá luchando contra el machismo en el trabajo y en la sociedad.

La raíz del machismo está en la desigualdad. La violencia de género es el resultado extremo y más dramático de la discriminación y las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres, agravadas en los últimos años de crisis como consecuencia de las reformas y los recortes.

El reciente Pacto de Estado contra la violencia de género suscrito por una mayoría parlamentaria es un primer paso pero claramente insuficiente. Sobre todo, las medidas que se refieren al ámbito laboral, ya que prescinde de las aportaciones del movimiento sindical sobre garantías de los derechos laborables, protección social y mejoras en la creación de empleo para las mujeres víctimas de violencia de género y sus familias. Lamentablemente sigue habiendo violencia contra las mujeres en los centros de trabajo, lo que es una violación de los derechos humanos.

Además, el acuerdo no establece obligatoriedad y es necesario dotar de un presupuesto realista las más de 200 medidas que lo conforman y pretenden erradicar el maltrato, la vejación, el insulto y en última instancia el asesinato.

Pese a sus limitaciones, el acuerdo debe ponerse en marcha cuanto antes. La situación lo requiere: el terrorismo machista está cercenando la vida de las mujeres única y exclusivamente por ser mujeres. Si no hacemos nada 2017 será un año perdido. El dinero prometido para la implementación de las medidas deberá esperar a 2018. O peor aún, si los Presupuestos Generales del Estado son prorrogados, esta herramienta contra la violencia de género corre el riesgo de quedarse en nada. Además, se está a la espera de someterlo con las Comunidades Autónomas, los ayuntamientos, la administración de Justicia y las organizaciones sindicales y empresariales.

Acabar con el clima de dominio y control que subyuga a las mujeres debe ser una meta de cualquier sociedad que se considere igualitaria, así como combatir la impunidad para transformar la realidad. La obligación de todo estado de derecho es la de promover políticas apropiadas para que las mujeres gocen de una protección adecuada contra la discriminación y los feminicidios.

Se debe concienciar y sensibilizar a las autoridades a todos los niveles y al conjunto de la sociedad sobre la gravedad del problema, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Para ello, hay que lograr una educación en igualdad de manera integral, transversal y multidisciplinar. Y es que una agresión supone un mayor daño a la víctima cuando el agresor actúa conforme a una pauta cultural.

En CCOO tenemos clara nuestra postura. Exigimos tolerancia cero ante el machismo. Somos un sindicato feminista que lucha por la igualdad y contra el machismo. Seguiremos haciendo pública nuestra mayor repulsa a la violencia de género y movilizándonos contra esta lacra social.