"Tengo la boca seca, dadme un poco de agua", suplicó con un hilo de voz Adrián Gancedo Solares, mientras la vida se le iba por las, al menos, dos puñaladas que había recibido en el pecho y en el abdomen instantes antes, cerca de un pub de la calle Manuel Bedriñana de Villaviciosa, "El Grillu Salvaje". Eran las cuatro y media de la madrugada y Adrián, vecino de la localidad maliayesa de Rozaes, donde vivía con su abuela, se fue sumiendo en los estertores de la muerte, sin que diese tiempo a que llegasen los equipos de emergencia, que no pudieron reanimarlo. Se convertía así en la segunda víctima mortal en menos de 24 horas a resultas de una reyerta, después de la muerte el sábado por la mañana del expresidente de la Asociación de Dominicanos de Avilés, Daniel Capellán, a manos del novio de su hermana, al que siguen buscando.

En el caso de Villaviciosa, sin embargo, la actuación de la Guardia Civil fue fulminante. A las siete de la mañana de ayer, los agentes detuvieron al presunto autor material de las puñaladas, un joven de 20 años pero con fama de muy violento, Brayan Tuero Cuesta, y a su pareja, D. M. G. P., de 22 , ésta por un delito de lesiones, en el domicilio de ambos, en el tramo urbano de la carretera general, justo frente al Ateneo. Los dos cuentan con antecedentes. Poco después caía un tercer implicado, S. G. S., también de 20 años, con historial limpio.

Villaviciosa se levantó ayer noqueada por la noticia de la muerte de Gancedo, al que se conocía cariñosamente como "Patones", por su gran altura. El levantamiento del cadáver se produjo a las siete y media de la mañana. No se conocen las causas de la pelea que llevó a la muerte al maliayés. Se habla de un encontronazo por una chica, pero la Guardia Civil lo desmiente. Todo se debió al exceso de copas y quizá algo más.

Entre las cuatro y las cuatro y media de la madrugada, Adrián Gancedo llegó a "El Grillu Salvaje", el último pub que cierra en Villaviciosa. Gancedo había estado tomando copas por la Villa, y había tenido un primer encontronazo con el grupo de Brayan Tuero, que tenía prohibido entrar en el establecimiento. De hecho, hacía un par de meses que había quedado sin efecto una orden de alejamiento del local y del propietario del mismo, Javier Pérez, a consecuencia de varios incidentes. "No quiero gente en mi local que se dedique a robar. Hace como mes y medio comenzó a dejarse ver otra vez por esta calle con su pandilla", señaló.

Adrián Gancedo entró en el local y diez minutos después volvió a salir a la calle. Fue entonces cuando se produjo la segunda pelea. Esta vez, Brayan Tuero habría sacado un arma blanca -se investiga si fue una navaja y si fue a buscarla a casa tras el primer encontronazo- y propinó a Adrián Tuero al menos dos puñaladas en el tórax y el abdomen. Ayer se rumoreaba que habría recibido una tercera en la nalga, y que los autores de la agresión habían golpeado a la víctima incluso después de caer al suelo. También se rumoreaba que, en el momento de la agresión, el joven se encontraba con su padre.

Javier Pérez lo vio acercarse por la acera tambaleándose y con la ropa bañada en sangre. "Venía ya muy débil. Le levantamos las piernas y lo tapamos para que no cogiese frío. Le levantamos la camiseta, tenía todo vientre lleno de sangre, para mí que tenía tres puñaladas", describió Javier Pérez, con un nudo en la garganta. El hostelero indicó cómo llamó a los médicos del cercano centro de salud -está a unos 200 metros- y a la Policía Local. En el consultorio le dijeron que, sin ambulancia, no podían desplazarse hasta el lugar donde se encontraba el herido. "Adrián no estaba en condiciones de acercarse hasta allí. Entre nosotros había dos estudiantes de enfermería que hicieron todo lo que pudieron por mantenerlo con vida. "Nos pedía agua, pero nos dijeron que no se la diésemos porque podía sentarle mal. Realmente, él no pensaba que iba a morir. Nosotros veíamos que la situación era grave, pero tampoco creíamos que estuviese muriendo. Cuando llegó la Policía Local fui con ellos para localizar a los que habían sido. A lo tres minutos nos llamaron diciendo que había muerto", relató Pérez.

Otro testigo que estuvo junto a Adrián Gancedo en sus últimos momentos relató los esfuerzos por mantenerlo con vida. "Se nos iba. Le decíamos: 'Adrián, no te duermas'. Intentamos reanimarlo, pero empezó a tener los estertores. Le toqué el cuello y vi que no tenía pulso", describió entre lágrimas. "Le levanté la camiseta y tenía por los menos dos puñaladas en el pecho", añadió.

La localización de los autores del crimen, bastante conocidos, llevó poco. Tras su arresto, agentes de la Guardia Civil, acompañados de la autoridad judicial, realizaron una inspección ocular de la vivienda, durante la mañana. Vecinos del inmueble indicaron que en el edificio había un continuo ir y venir, pero que no se habían producido altercandos.

El cadáver de Gancedo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal, con el fin de practicarle la autopsia. Presumiblemente hoy lunes será trasladado al tanatorio de Villaviciosa. Es difícil describir la zozobra que sienten los maliayeses por este suceso. "Hacía mucho que no pasaba algo así. La noche de ayer era de lo más tranquila", aseguró uno de ellos. A primera hora de la mañana fueron a buscar a la abuela del fallecido a Rozaes. Los padres de Gancedo viven en la villa. El padre es muy conocido, trabajó en la Neslé.