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Abogada penalista

María Martín: "Somos personas, no objetos eróticos; ¿por qué aguantar piropos?"

"Casos como el de ´la manada´ hacen que muchas mujeres se planteen no denunciar"

María Martín. LUISMA MURIAS

María Martín es abogada penalista, diputada de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Oviedo y responsable de su comisión de igualdad. Implicada activamente en la lucha contra la violencia de género, impulsa actividades formativas y reivindicativas desde el ámbito colegial para avanzar y conseguir una justicia en igualdad.

-¿Aumentan las denuncias por maltrato porque hay más conciencia o hay más casos?

-Las mujeres se atreven a denunciar cuanto más confían en el sistema judicial. Por eso es fundamental la formación de los agentes judiciales. Hay una victimización secundaria terrible y eso hace que las mujeres se planteen si denuncian o no porque pasan a ser cuestionadas e incluso se las criminaliza. Sobre ellas se posa una nube de si será cierto o no que se las va a escuchar y a atender. Existen muchos mitos y estereotipos y combatirlos hace que confíen más y denuncien en mayor medida. El caso de "la manada" hace que muchas mujeres se replanteen si denunciar o no, porque se pueden ver sometidas a un juicio público.

-¿No es la justicia igual?

-Hay que avanzar hacia eso. No hay formación en justicia igualitaria y esa es una asignatura pendiente. En otros países ya se está haciendo.

-¿Por ejemplo?

-México tiene una guía para juzgar con perspectiva de género. En España ha habido este año, por primera vez, una sentencia en este sentido y que explica que hay que darse cuenta de que muchas veces la interpretación de la prueba y la valoración está llena de esos mitos y estereotipos y ha aplicado la normativa internacional que habla de justicia igualitaria. Me refiero a Gloria Poyatas, presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España.

-Las denuncias sólo son la punta del iceberg.

-No hay manera de saber el alcance del maltrato machista. Un dato muy interesante es que en la última década ha habido 1.054.000 denuncias. De éstas, se han dictado 452.015 sentencias, y el 62% son condenatorias, por lo que si ponemos este dato en relación a las denuncias presentadas vemos que solo el 26% terminan en sentencias condenatorias.

-¿Qué pasa con el resto?

-A veces es difícil probar un delito que ocurre en el interior del domicilio y otras mujeres se acogen a su derecho a no declarar al amparo del artículo 16 de la Ley de enjuiciamiento criminal, que debería modificarse y que es una de las medidas solicitadas en el Pacto de Estado.

-Uno de los grandes problemas de las víctimas es demostrar el maltrato psicológico.

-Es más complicado, pero hay mecanismos previstos en la legislación pero que no se utilizan. Me refiero a las unidades de valoración forense integral en los juzgados, que deben realizar una valoración no sólo individual de la mujer, sino también de las secuelas para probar el maltrato habitual. Asturias es de las pocas que no tiene este servicio que es absolutamente necesario y que sería de gran ayuda porque harían un análisis individualizado desde el primer momento. Entiendo que no se ha puesto en marcha por falta de presupuesto, pero es esencial.

-¿El pacto contra la violencia impulsado desde el Principado es un arma válida?

-Asturias tiene un pacto contra la violencia, promovido por el Instituto de la Mujer, que es estupendo y pionero, pero tenemos esas carencias legislativas que es fundamental subsanar, porque ayudaría mucho a los jueces y juezas a hacer su trabajo.

-El Colegio de Abogados de Oviedo forma específicamente a letrados de oficio en violencia de género.

-Los abogados nos especializamos porque es muy difícil llevar a una víctima de maltrato al plano legal. Normalmente son mujeres que llevan mucho tiempo sufriendo, y es muy raro que denuncien en el primer episodio, aunque hay algún caso aislado. Pero normalmente son personas que llevan un calvario de vida y es muy difícil que denuncien porque están vinculadas sentimentalmente con su agresor, que es el padre de sus hijos y han estructurado una vida con él. Tienen que dejar de querer, de cuidarlo y enseñarlas a gestionar su sentimiento de culpabilidad.

-Los micromachismos.

-No tenemos por qué permitir chistes machistas, que suelen ser groseros y ofensivos; no se tendría que permitir publicidad sexista.

-¿Le gustan los piropos?

-En mi ámbito privado, el de una pareja consentida, me gustan Pero en mi despacho ningún cliente ni nadie tienen por qué decirme nada. ¿Alguna mujer le dice algo a un hombre por mucho que le resulte atractivo? Lo piensa para ella, pero no se lo dice. ¿Por qué nosotras tenemos que aguantar que nos digan cualquier cosa? Se trata de entender que las mujeres no somos objetos sexuales o eróticos, sino que somos personas.

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