Brayan Tuero Cuesta, el presunto homicida de Adrián Gancedo Solares en la madrugada del domingo en Villaviciosa, salió ayer de los Juzgados de Villaviciosa entre gritos de "asesinos fuera de la Villa" o "no os queremos aquí". Decenas de vecinos se agolparon frente al Juzgado para mostrar su rabia por un crimen que ha conmocionado a la región, el segundo en veinte horas a consecuencia de una reyerta en una zona de copas. Tras tomarle declaración, la jueza María Elena Cruz decretó a petición de la Fiscalía de Gijón el ingreso en prisión sin fianza de Tuero para evitar con ello su fuga o una posible destrucción de pruebas. Ante la jueza, el investigado, asistido por el letrado José Ángel Loche Tomás, se mantuvo mudo, y ejerció su derecho a no declarar. Las pruebas son palmarias. No solo hay testigos de la agresión que costó la vida al joven de Rozaes de 32 años, sino que la Guardia Civil le encontró en poder de la navaja con la que dio las puñaladas mortales.

Mejor suerte corrió la compañera de Tuero, la joven de origen paraguayo Dahiana Magali P. G., investigada por su participación en la pelea. Se dice que era la que más jaleaba en la agresión a Gancedo, y que ella misma le infligió algunas lesiones. Tras declarar -ella sí lo hizo- quedó en libertad provisional aunque con obligación de comparecer cada lunes en el Juzgado maliayés.

El momento de más tensión fue precisamente cuando la hermana de la joven implicada en la pelea se acercó al Juzgado acompañada por unos amigos. "Fuera, fuera", le gritaron los congregados, muy afectados por la muerte de Gancedo, una persona muy querida en el concejo y especialmente en Rozaes, donde vivía con su abuela de 87 años. La hermana de la acusada tuvo que ser entonces escoltada por algunos agentes, que le pidieron que por su propia seguridad abandonara la zona. Lejos de irse, la mujer sacó un dispositivo móvil y comenzó a grabar durante varios minutos a quienes la increpaban, desafiándolos con gestos soeces.

Varios agentes tuvieron que intervenir además para evitar que los presentes golpearan los coches policiales en los que viajaban tras declarar los acusados. El vehículo privado del padre del presunto homicida, Jesús Tuero, también fue zarandeado cuando se alejaba del Juzgado, pasadas las tres de la tarde. El hombre solicitó a primera hora a una pareja de guardias civiles poder llevarle objetos personales a su hijo y pasó la mañana en una cafetería cercana. "Mi hijo no me contó nada, que fue sin querer. No sé qué pudo pasar. Estamos pasándolo muy mal", alcanzó a decir, antes de que un par de allegados le increparan por hablar con la prensa.

Su versión contrasta con la aportada ayer por algunos de los testigos de la tragedia, que se fraguó de madrugada en las inmediaciones del pub "El Grillu Salvaje", en la calle Manuel Bedriñana. Amigos del fallecido sitúan al padre del presunto homicida junto a él en la noche del apuñalamiento. "Adrián vio como padre e hijo se estaban peleando y les dijo que era feo que se pegasen siendo familia", cuentan los testigos. Ése habría sido el primer encontronazo y motivo inicial de la trifulca.

Después, el padre de Brayan Tuero se habría ido por su cuenta y Adrián Gancedo se habría metido en el bar "El Grillu Salvaje". Por sus comportamientos violentos Brayan tenía la entrada al local vetada y habría aguardado junto a un grupo de amigos fuera del mismo. Fue precisamente cuando Gancedo salió a la calle, en torno a las cuatro y media de la mañana, cuando llegó el momento trágico. "Entre varios le tiraron al suelo y le apuñalaron en una nalga, porque cuando se levantó tenía el culo lleno de sangre. El agresor caminó unos metros, se alejó, pero de repente se volvió para ensañarse más con él, asestándole varias puñaladas en el abdomen", cuentan los allegados de la víctima.

Una de las últimas personas que vio con vida a Gancedo fue su amigo Marcos González, quien ayer tildó el suceso de "surrealista". "Lo dejé en perfecto estado sobre las cuatro, al llegar a casa me avisaron del suceso y cuando volví al pub en quince minutos ya estaba muerto", contó. González describe a su colega como una persona buena, que nunca se metía con nadie. "Llevaba tiempo sin salir porque estaba liado pañando manzana. Era un currante que tuvo la mala suerte de cruzarse con gentuza de la peor calaña, conocidos en el pueblo porque siempre iban buscando lío. El concejo entero está destrozado", afirmó.

Tardanza de la asistencia

Los testigos recriminaron la tardanza en llegar de la ambulancia. Tras confirmarse el fallecimiento, Gancedo se convertía en la segunda víctima mortal en menos de 24 horas a resultas de una reyerta, después de la muerte el sábado por la mañana del expresidente de la Asociación de Dominicanos de Avilés, Daniel Capellán, a manos del novio de su hermana, al que siguen buscando. En el caso de Villaviciosa, sin embargo, la actuación de la Guardia Civil fue fulminante. A las siete de esa misma mañana los agentes detuvieron a los dos implicados, que cuentan con antecedentes por otros delitos. Brayan Tuero tenía en casa la navaja con la que había arrebatado la vida a Adrián Gancedo. Ni siquiera se había preocupado -quizá porque estaba muy bebido y drogado, según quienes le vieron esa noche- de deshacerse del arma homicida. Poco después caía un tercer implicado, Sergio G. S., de 20 años, con un historial limpio y que quedó en libertad tras declarar ante la Guardia Civil. Ayer también volvió a declarar ante la jueza, que lo dejó libre. Hoy tendrá lugar el funeral por Adrián Gancedo, al que acudirá cientos de personas.