Asturias se enfrentó a la primera nevada de la temporada con un balance de trece puertos en los que fue obligatorio el uso de cadenas y dificultades para el tráfico por la nieve y la lluvia. Con nevadas a 800 metros (en 700 metros hoy), el Principado amaneció con un balance de incidencias que fue creciendo. Además, dos carreteras -Covadonga-Los Lagos y Tuiza Puerto de la Cubilla- permanecieron cerradas: la primera desde las dos de la tarde y la segunda desde las 20.41 horas. Para hoy, la previsión es más frío y descenso de temperaturas. En Pajares, el uso de cadenas no fue necesario hasta la mitad de la tarde (18.37 horas) y el tráfico de camiones se permitió de manera intermitente.

En el Suroccidente los vecinos recibieron el mal tiempo con los brazos abiertos: "Nos alegra ver nevar porque como siguiera como hasta ahora los acuíferos se agotarían", explica Valentín Flórez, vecino de La Chabola, en Cangas del Narcea, a pie de carretera hacia Leitariegos. Allí dan la bienvenida a la nieve porque los pocos negocios que queda viven prácticamente de los esquiadores, señala Flórez, que tiene un bar en el pueblo. Precisamente, en la estación invernal trabajan para preparar las instalaciones para su posible apertura este fin de semana, explicó Sergio García, encargado del albergue.

La localidad de Pajares, próxima a la estación de esquí de Valgrande, no temió a la nieve. A mediodía, los coches que regateaban las carreteras del puerto se encontraban campos blanquiverdes. Sotres, en el concejo de Cabrales, fue una de las poblaciones que afronto las peores inclemencias, con 30 centímetros de nieve acumulada al final del día. Eso sí, allí se fueron a la cama con tres grados, mientras que en la población lenense lo hicieron con menos dos grados y medio.

Los habitantes de Pajares se tomaron la nevada sin sobresaltos. "Esto no ye nada, antes nevaba más", exclamaba Marcelino Hernández Castelo, que a sus 82 años y extrabajador de la estación de Renfe del pueblo, ha visto unas cuantas. Residente en Oviedo, pero paisano de la villa, la nieve no le impidió coger su todoterreno Land Cruiser de color verde oscuro para subir el puerto y dar de comer a sus gallinas. "A cualquier cosa se le llama nevar, antes sí que caía con fuerza. Hoy no hace ni frío", explicaba embutido en la bata verde que se puso para entrar en la cuadra.

El bar tiene aforo para 45 individuos pero sólo hay una persona detrás de la barra. Un cartel reza "hay empanada casera", pero desde la cocina, Yolanda Álvarez -la propietaria- dice que se le ha acabado. La mujer nació en Campomanes, pero vive en Pajares. Aguarda a que llegue Enrique Hernández, exoperario de una máquina quitanieveves, y Jesús Pulgar, minero jubilado. Los dos afirman que esta nevada es poca cosa. "No es un buen mes para que nieve, las más grandes suelen caer después de reyes y ha habido años de tener febreros horribles y mayos donde cae bien. Se ven las tejas, así que es poca nieve", dice Hernández calzándose las madreñas.

Los vecinos de El Valle (Somiedo) amanecieron con una temperatura entre los 2 y 3 grados centígrados, muy por encima de los últimos días, y a media mañana ya comenzó a nevar en forma hasta cubrir la localidad. Es la primera nevada del otoño en los pueblos de altura del concejo tras los copos caídos en las cumbres y lagos del Parque Natural.

"Cuando despertamos ya sabíamos que iba a caer porque estos cambios de temperatura lo indican, amaneció con poco frío y según fue avanzando la mañana empezó a nevar", comenta Benjamín Cobrana, vecino del pueblo. Una nieve por la que ya se esperaba con ganas tras los días secos y fríos del mes de noviembre. Tardó pero ya está aquí.

La nevada trastocó las labores diarias de los ganaderos de la zona, quienes tuvieron que salir a recoger el ganado que quedaba pastando en las fincas cercanas al pueblo. "Está casi todo encuadrado pero todavía quedaba algo por fuera", detalló Cobrana.

La nieve hizo acto de presencia ayer en el Suroccidente. Cayó menos de la esperada, pero fue suficiente para teñir de blanco las montañas. Las previsiones apuntaban a que a partir de 600 metros podría nevar y así lo hizo, aunque la permanencia de la nieve sobre el suelo solo se pudo ver en cuotas más altas.

Los vecinos de la zona reciben este mal tiempo con los brazos abiertos, sobre todo por la escasez de agua que persiste en algunos pueblos. “Nos alegra ver nevar por los manantiales, porque como siguiera como hasta ahora los acuíferos se agotarían”, explica Valentín Flórez, vecino de La Chabola, en Cangas del Narcea, que asegura que lo normal en este pueblo, que se encuentra a pie de carretera de subida al puerto de Leitariegos, es ver nevar desde finales de octubre.

Además de por los manantiales, en La Chabola dan la bienvenida a la nieve por el turismo que atrae gracias a la estación de esquí de Leitariegos, perteneciente a la provincia de León. “Para nosotros es temporada alta, los pocos negocios que quedamos en la carretera vivimos de esta época en la que vienen esquiadores y también suben muchas familias para disfrutar de la nieve”, señala Flórez, que tiene un bar en el pueblo.

Precisamente, en la estación invernal trabajan para preparar las instalaciones para su posible apertura este fin de semana. Si el tiempo sigue trayendo nieve a la zona será muy probable que la instalación pueda acoger esquiadores desde mañana, cuando está previsto que se abra de forma oficial la temporada. “Después del mal invierno pasado, tenemos buenas expectativas de como arranca esta temporada, hacía tiempo que la estación no estaba activa en diciembre”, señala Sergio García encargado del albergue de la estación, que aunque está abierto durante todo el año, los meses de mayor afluencia de gente son los de invierno habiendo nieve.

Entre los trabajadores de la estación también hay buenas sensaciones este año. “Es el mejor mes de toda la temporada porque mucha gente aprovecha las vacaciones del puente y Navidad para esquiar, si se abre diciembre la temporada está hecha”, señala Julio del Amo Fernández.

Mientras tanto en los pueblos la gente ya está preparada para convivir con la nieve. Los “sanmartinos” están hechos y los vecinos aseguran que “mientras no falte la luz y haya salud, no hay problema”.