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El psicólogo forense denunciado por las feministas, "machacado" e indefenso

Vilalta, una de las máximas autoridades del país en su campo, venía recibiendo avisos por defender el síndrome de alienación parental

Ramón Vilalta. IRMA COLLÍN

El psicólogo forense Ramón Vilalta ha confesado a su círculo más cercano que está "machacado" a nivel personal por la querella presentada por dos asociaciones de abogadas que le acusan de "desacreditar" a las mujeres que denuncian violencia machista o agresiones sexuales a sus hijos. Como no le ha llegado notificación alguna de la querella criminal, desconoce el contenido de la misma, y no está en condiciones de pronunciarse, ni mucho menos defenderse de las acusaciones que hayan podido verterse. Personas cercanas a él las ven descabelladas. "Tiene una vida normal y no ha mostrado jamás comportamiento alguno que permita acusarle de machista o de realizar sus valoraciones con prejuicios", indican. Sobre todo teniendo en cuenta que, de realizar una valoración sesgada, podría incurrir en un delito.

Vilalta está considerado como una de las máxima autoridades españolas en el campo de la psicología forense. Con treinta años de experiencia, ejerció su labor primero en Vigilancia Penitenciaria y luego en los Juzgados de Familia, antes de pasar a realizar las valoraciones de casos de violencia doméstica y abusos sexuales, en las que analiza la veracidad de las denuncias. En esta materia es una autoridad y los instructores le envían los asuntos más dudosos, aunque sus informes no son en absoluto vinculantes y la última palabra la tiene el juez. Aparte de ser decano del Colegio de Psicólogos de Asturias, Vilalta es vocal del Consejo Nacional de Psicología, en el que se encarga del área de Psicología Forense. Como docente, se le define como "brillante". Buena prueba de que su actitud no puede calificarse de machista, indican, es que la casi totalidad de los estudiantes que realizan prácticas con él son mujeres, las de mejor curriculum.

"Se veía venir"

En el ámbito de la psicología forense, la querella no ha producido sorpresa. "Se veía venir", indican. Ya el año pasado, trece asociaciones feministas plantearon una queja en el caso de Susana Guerrero, que perdió la custodia de su hija -que más tarde recuperó, pese a ser condenada por denuncia falsa y establecerse que sí influyó en su hija contra su expareja- por decisión de un Juzgado de Talavera, tomando como base un informe pericial del psicólogo forense Maxim Winberg, que utilizó como argumento el síndrome de alienación parental, una teoría controvertida que no cuenta con la unanimidad de la comunidad científica y es abiertamente criticada por las asociaciones de mujeres.

Winberg, antecesor en el cargo de Ramón Vilalta en Oviedo, ha publicado trabajos junto a éste en el que defiende que ese síndrome -que las feministas denigran como creado por un pedófilo y que ha sido rechazado por el Consejo General del Poder Judicial- ya está descrito y clasificado en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) como un "problema de relación entre padres e hijos".

Desde la denuncia de Talavera, que no llegó a nada, a pesar de la exigencia de las feministas de una inspección, Vilalta ha venido recibiendo algunos avisos que finalmente se han sustanciado en la querella criminal de Women's Link y Abogadas para la Igualdad. Algunos psicólogos forenses se preguntan si la intención de las feministas es eliminar las valoraciones de veracidad.

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