"¡Hala! ¿puedo ver lo que hay dentro?", pregunta Rodrigo Rodríguez con los ojos como platos al mirar el escáner por el que su madre pasa el bolso para entrar en la Junta General del Principado, que ayer celebró una jornada de puertas de abiertas con motivo del día de la Constitución Española.

Rodrigo, de siete años, y su hermana Nerea, de once , pasaron anteayer por delante de la Junta al salir del dentista y al pequeño le llamó la atención el edificio. "Así que hoy decidimos venir a verlo, siempre pasamos por delante, llevamos aquí toda la vida y nunca se nos había ocurrido aprovechar estas ocasiones de puertas abiertas", explica su madre Beatriz Vargas.

A Amparo Serafina Calvo le encanta salir de casa, desde que vive en Oviedo con su hija. Le da lo mismo ir al cine, al teatro, que pasear por el parque San Francisco, lo que sea. Así que el plan de conocer la Junta le gustaba. A sus 91 años, lúcida y coqueta, envuelta en su abrigo de paño, pasea curiosa por el Parlamento y recuerda que en Caso "no había de esto. Allí no hacíamos otra cosa más que trabajar y esto no nos hacía falta. Pero aprovecho ahora para hacer las cosas que no hice con veinticinco años".

Puertas abiertas en la Junta General del Principado

Puertas abiertas en la Junta General del Principado

La Junta General del Principado de Asturias fue construida en el año 1910 por el arquitecto Nicolás Rivero en los antiguos terrenos del Convento San Francisco como sede para la desaparecida Diputación Provincial. Y podrá visitarse hasta el domingo, coincidiendo con el puente. Ayer había cola para entrar a visitar el edificio y conocer sus entrañas, además se organizaban visitas guiadas.

Lo que más llama la atención a los visitantes es sin duda el hemiciclo, y por eso Marina Arenaz, de ocho años, se ha dado prisa para sentarse en la mesa de la presidencia. "Si pudiera haría una ley para poner parques y piscinas en todos los coles", dice la pequeña santanderina que está de visita en Oviedo con sus padres estos días. Coge el micro, disimuladamente, y susurra "se levanta la sesión".

A su lado se han sentado Arturo Suárez, Ángela Menéndez y su hijo Raúl Suárez. Fue la madre la que animó a su marido y a su hijo a conocer la Junta. Ella repite la experiencia. "Vine una vez y me encantó, es algo que tenemos que ver todos los asturianos, hay que tener tiempo para todo", señala Menéndez. "Sí, pero los políticos que se dediquen menos a discutir y más a solucionar los problemas de los ciudadanos", apunta su marido.

En un escaño, con espalda firme y probando si el micrófono funciona, anda Arturo Suárez, que confiesa que él es más de "ir a tomar el vermú" pero que esta vez le picó la curiosidad y se animó a adentrase en el Parlamento. "Y oye, es digno de ver, no voy a decirte que no".

Urcesina de La Riva va en su silla de ruedas y está obnubilada mirando las vidrieras de la Sala Constitución. "Qué bonitas, ¿esto es como el Congreso de los diputados de Madrid, verdad?", le pregunta a su hija. Y Montserrat Gómez, coge los mandos de la silla de su madre y le dice que sí, esta vez que el puente les ha dado la oportunidad de pasar juntas el día en Oviedo, conociendo la Junta . "Casi siempre nos vamos al pueblo a León", explica Montserrat Gómez. Pero quizás en el pueblo Urcesina no hubiera quedado tan maravilla, porque allí "no hay vidrieras tan bonitas como estas. A veces tenemos las cosas tan cerca y no lo sabemos".