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JOSÉ LUIS POYAL | Exjefe de prensa de Ensidesa, exjuez sustituto de Avilés y exabogado civilista

"En una tertulia en Granada conocí a José Martín Recuerda y empecé a escribir"

"Ya tengo preparada la segunda tanda de mis artículos políticos, la he titulado 'Emergencia y política social' y va desde 2010 hasta 2015"

José Luis Poyal, asomado al balcón de su casa en Avilés. MARA VILLAMUZA

"En una tertulia en Granada conocí a José Martín Recuerda, a Pepín Jiménez y a otros cuantos más, y ahí fue cuando empecé a escribir". Quien dice esto es José Luis Poyal Costa (Estella, Navarra, 1930), exjefe de prensa de Ensidesa, de la rama siderúrgica del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), exjuez sustituto de Avilés, exabogado civilista y periodista de título y formación. Es miembro de la Asociación de la Prensa de Oviedo y también de la de Profesionales de la Comunicación de Avilés. "No he parado", confiesa en esta segunda entrega de las Memorias que ha dictado a LA NUEVA ESPAÑA, un periódico con el que colabora desde hace años y en el que publica cada domingo sus análisis socioeconómicos, cuya primera tanda recogió bajo el título "Apuntes políticos. Transición, democracia y crisis" (Nieva, 2010). "Ya tengo preparada la segunda. La he titulado 'Emergencia política y social'. Va de 2010 a 2015. Todos los artículos de este periodo van acompañados de un análisis previo que he terminado esta misma semana. Es un prólogo de seis folios", cuenta. "La tercera parte del libro será en la que me ocupe de los años 2015 a 2018", apostilla. "Había dejado de escribir pero, vaya, al final he vuelto otra vez a los ruedos", confiesa. "Esto siempre me ha divertido mucho", añade.

Poyal mira sus huellas pasadas y cuenta que debutó como escritor en la revista literaria "Rumbo", que era el órgano de la Asociación Cultural Iberoamericana, un grupo andaluz en el que destacó de manera principal Martín Recuerda, que luego escribiría "Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca", un drama protagonizado por Concha Velasco, un escándalo en plena Transición. Aquel espectáculo colocó al amigo de Poyal en lo más alto de la renovación de la dramaturgia burguesa de aquellos años en España, la de Calvo-Sotelo, Alfonso Paso y todos los demás. "Éramos universitarios", se excusa.

Sin embargo, en lo que ha destacado siempre Poyal es en sus análisis de la actualidad. "Los empecé a hacer al poco de llegar Avilés", señala. Eso sucedió en 1956. Era joven, recién casado, inquieto, muy inquieto. Se tituló como periodista en 1964. Lo hizo por libre. "No podía ir a clase más que unos pocos días al trimestre, pero me tenía que examinar de todo", apunta. Estudió en una delegación de la Universidad Pontificia de Madrid e hizo la reválida en la Escuela de Periodismo. "Era normal. Mis amigos eran periodistas, nos juntábamos en La Cervecería, en el Parche y en el Llagarón. Bebíamos, comentábamos. Ismael López Muñoz fue el que me dijo que escribiera los editoriales del periódico que dirigía. Terminó en 'El País'. Fue el primer Defensor del Lector, corresponsal en Moscú", cuenta el periodista, exabogado, exjuez sustituto, exorganizador de empresa. "Mi primer libro es de comienzos de la década de los setenta. Está desfasado. En él lo que traté de hacer fue llevar a una empresa periodística todo lo que había aprendido en Ensidesa, el catálogo de los puestos de trabajos, la 'Job Evaluation'", explica. Está absolutamente pasado aquel estudio suyo porque "uno de los puestos que analizo es el de linotipista. ¿Qué se hizo de los linotipistas?", bromea.

O sea, un periodista a éste y al otro lado del campo de batalla. Poyal es uno de los veteranos de la comunicación corporativa, que es algo que aún hoy no se ha generalizado del todo, que hay empresas con ganas de guardar silencio, con ganas sólo de vender únicamente los éxitos. "Había seguido todo lo que estaban haciendo sobre este asunto en Francia, el derecho a la información. Fui tan ingenuo que nada más entrar en el puesto de jefe de prensa de Ensidesa hice un memorándum sobre la transparencia y todo eso. No lo aceptaron. 'A ver, déjate de locuras, déjate de locuras', me dijeron. Yo repliqué diciendo que a los trabajadores teníamos que darles los derechos de los ciudadanos por lo menos, que estén informados. 'Hay que acabar con la historia del paternalismo, de darles casa, zapatos, los Reyes Magos... hay que darles dinero y que se administren'. Pasaron de mí", indica.

El puesto de jefe de prensa de Ensidesa lo alcanzó en 1974, pero desde 1970 dirigía la revista "Ensidesa". Poyal tiene todos los ejemplares encuadernados. Los señala con la mano desde la mesa en la que dicta esta segunda parte de sus Memorias. La revista se publicó hasta el mismo año 1990. La habían fundado a mediados de los cincuenta con el objetivo de "hacer empresa". "Era voluntaria la suscripción de los trabajadores, pero se les daba a todos. Cuando llegué a la dirección decidí darle un cambio de la leche. Antes de que yo llegara era una revista de peloteo, tenía un consejo de redacción formado por los directores, todos más carcas que la puñeta. Ricardo Díaz Serrano fue quien me nombró. Le dije que aceptaba, pero con una condición: cargarme el consejo de redacción. Lo suprimí. Don Ricardo me dijo: 'Tú haz lo que te dé la gana'. El primer número no los llamé. 'Hemos visto la revista, qué bien ha quedado, no nos has convocado', me dijeron. 'Mira, estáis muy ocupados. Dedicaos a lo vuestro'. Tenía cierto tonillo de izquierdoso. Y quedó patente para siempre".

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