El temporal "Ana" fue menos virulento de lo que se esperaba en Asturias, aunque puso a remojo a la región, que sufrió una contundente caída de temperaturas, de unos diez grados, con vientos que alcanzaron los 133 kilómetros por hora en Cabo Peñas y la caída de nieve en el Suroccidente y la Cordillera. La lluvia desbocó los ríos, sobre todo el Nalón, que se desbordó a su paso por Pravia. El granizo, que hizo aparición por la tarde y por la noche, complicó la circulación, y hubo algunos accidentes, sin heridos. Hoy sigue el temporal, con más oleaje -ayer se alcanzaron olas de casi siete metros en Gijón- y nieve.

"Ana" dejó sus efectos más aparentes en Pravia, donde el Nalón desbordó a la altura del prao del Xiringüelu a media mañana. Varias cabezas de ganado quedaron atrapadas. Carmen García, que estaba paseando a su perro, estaba muy "preocupada por la crecida". Mientras hablaba, el Nalón seguía corriendo con fuerza. En Riberas de Pravia, el mismo río causaba estragos en campos de cereales, maíz y kiwi, convertidos en marismas.

A mediodía, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ponía en prealerta el Pigüeña, a su paso por Belmonte de Miranda. El afluente del Narcea había superado el metro ochenta de caudal. No obstante, los vecinos se lo tomaban con calma. Tadeo Fernández, propietario de un bar al pie del puente, decía que "por esta época, siempre baja así". Mari José Suárez, clienta del bar, incidía en que "cuando se junta un temporal con el deshielo, baja el río con fuerza". Paulino Fernández, de 66 años, aseguró que "antes, el río bajaba igual o peor".

El Narcea también preocupaba. A la altura de Láneo, en Salas, el río golpeaba con rabia los pilares del puente que comunica el pueblo con la AS-15. Chelito Colada y Ana Díaz, de regreso tras atender sus campos, expresaron cierta intranquilidad ante un posible desbordamiento. Láneo está encajonado entre el Narcea y la montaña, y el puente es la comunicación con el resto del concejo. "Aquí, como desborde, nos sacan en avioneta", decía Colada, quien también recordó tiempos pasados "en los que llovía mucho más y entonces sí que era peligroso".

Otro ríos, como el Ferrota en Salinas (Castrillón), crecieron de forma alarmante. Y en Candás, hubo vertidos de fecales del río Noval a la playa de La Pregona, que la asociación de vecinos achaca a las precipitaciones, informa I. GARCÍA.

El caudal del Noreña creció mucho a su paso por la Villa Condal, tanto, que hasta los patos se lo pensaban antes de darse un chapuzón, informa M. MENÉNDEZ. En Colunga, se inundó la carretera de Lliberdón, y cayeron dos árboles en la carretera a Infiesto (AS-258), pero se retiraron rápidamente. En Llanes, cayó un árbol en la carretera de Mestas de Ardisana a Meré, informa C. MURUZÁBAL. Sin salir del Oriente, el río Sella presentaba a su paso por Cangas de Onís una caudalosa riada. El nivel de aguas llegó a 3,7 metros a eso de las 11.00 horas, informa J. M. CARBAJAL.

Desprendimientos

El temporal fue más intenso en el Suroccidente, donde la lluvia dejó numerosos desprendimientos y árboles caídos. Una de las más afectadas fue la AS-15 entre Larón (Cangas del Narcea) y Degaña. La ladera superior se vio muy afectada por los incendios de octubre, lo que hace que el terreno se desprenda con facilidad. En Cangas del Narcea, el agua de la traída a los hogares y a las fuentes públicas salió totalmente marrón. El Ayuntamiento aseguró que el agua es potable.

El alcalde José Víctor Rodríguez explicó que "la falta de agua de los últimos meses está suponiendo una mayor erosión de tierra que se introduce en el abastecimiento". Los cangueses aseguran que "es intolerable que cada vez que llueva salga el agua negra". También la nieve hizo acto de presencia en cotas no muy altas. En Tineo, a 650 metros, los vecinos pudieron ver cómo la nieve cubría tejados y prados, informa D. ÁLVAREZ.

En otras zonas, como el Parque Natural de Somiedo, se dejó sentir la gran pluviosidad, más de 40 litros por metro cuadrado. Ahora llegará la nieve, prevista por encima de 700 metros.