La pesadilla llegó a su fin. Tras cuatro días ingresados en el Hospital de Jove, los marineros Miguel García y Felipe Menéndez -de San Juan de la Arena (Soto del Barco), de 46 y 48 años-, que salvaron su vida tras pasar más de doce horas en el mar, frente al Cabo Peñas, agarrados a la proa de su embarcación hundida, recibieron ayer el alta médica. Lo hicieron arropados por su familiares más cercanos y visiblemente emocionados por todo lo sucedido, pero con la certeza de que su vida volvió a comenzar la madrugada del pasado jueves, cuando la tripulación del barco de Salvamento "Alonso de Chaves", los encontró con vida, obrando el "milagro", después de que el miércoles por la tarde salieran a faenar.

"Nos salvó estar juntos, abrigados, dándonos ánimos", confesaron ayer Felipe Menéndez y Miguel García a las puertas del centro sanitario, aún con la emoción a flor de piel. Fueron los suyos unos sentimientos que causaron que se les quebrase la voz y las lágrimas amenazaran con desbordarse por su rostro.

"Fueron horas muy muy duras", reconocieron. Una noche entera esperando un rescate que llegó alrededor de las seis de la mañana. "Estamos muy agradecidos, queremos dar las gracias a todo el mundo, que se portaron muy bien con nosotros", enfatizaron, "a la gente del hospital, de Salvamento, a nuestros familiares y amigos y a los compañeros de profesión que nos vinieron a ayudar en todo momento", que no dudaron en hacer sus embarcaciones a la mar para buscarles.

Ambos coinciden en que reencuentro con sus familiares fue "muy emocionante", y que "ellos también tuvieron que pasar lo suyo", en unas angustiosas horas desde las seis de la tarde del miércoles, cuando perdieron la comunicación con ellos, hasta las seis de la mañana del jueves, cuando llegó la llamada del personal de Salvamento Marítimo con la buena noticia de su rescate.

Ambos marineros quedaron entonces ingresados en el centro hospitalario, aquejados de una severa hipotermia, donde se les realizaron multitud de pruebas, sobre todo a García, quien llegó en peores condiciones, aquejado de una arritmia y al que, además de las analíticas, se le realizaron placas torácicas para descartar daño pulmonar y un cultivo. Pruebas todas ellas satisfactorias y que permitieron, en el día de ayer, darles el alta. Tanto uno como otro aseguraron que se encontraban "un poco débiles, tenemos que descansar, pero ahora ya pasó todo" y, sobre todo, "muy felices, dando gracias por vivir". Hasta el punto de que ya están pensando en volver a echarse a la mar: "es nuestra profesión", concluyeron sonrientes.