"Cuando era un niño, he vivido momentos de bullying por parte de compañeros de clase o alumnos más mayores. Por suerte, fueron etapas con un fin, y si bien lo pasé muy mal en algunas de ellas, no fueron constantes. Sin embargo, algunos otros compañeros las sufrieron durante todos los años, y muchas veces bajo el silencio del resto de la clase, en la que me incluyo.

Ahora, no hay día en el que no me arrepienta de no haber ayudado, o incluso de haber participado en el maltrato en forma de risas y complicidad con el atacante. Algunos habrán salido del colegio y habrán podido seguir una vida feliz, pero sin duda se habrán quedado marcas en muchos de ellos. Lo que ahora nos parece cruel y detestable, de aquella era normal, el día a día. ¿Cómo tuvieron que ser aquellos años para ellos?

No creo que seamos capaces de imaginarnos el infierno por el que pasan cientos de niños todos los días. Recordad cuando vuestra vida era ir al colegio: no conocíais nada más. Ahora pensad que, encima, sufrís abusos. ¿Qué podrán pensar esos niños? Pues que la vida será eso.

Si alguno me está leyendo, por favor, creedme: las cosas cambiarán en no demasiado tiempo. El mundo exterior también es cruel, pero encontraréis vuestro lugar. Esos matones desaparecerán. Conoceréis a personas que os harán felices. No os rindáis: todo irá a mejor.

Álvaro Núñez, Gijón