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Un mar deforestado

El cambio climático altera los bosques cantábricos submarinos, según el asturiano Mario Lebrato, que estudia con científicos de California los corales de Bermudas

Parte de los corales objeto de estudio en las islas Bermudas. M. L.

El cambio climático está causando una pérdida de la biodiversidad marina. Y Asturias no es ajena a esa realidad. El oceanógrafo langreano residente en Alemania, Mario Lebrato, ha participado en una investigación comandada por el catedrático de la Universidad de California Andreas Andersson que certifica que la reducción del pH del océano (aumento de acidez) causada por el incremento de las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera podría impactar negativamente en los arrecifes de coral. Un pH más bajo ralentiza el crecimiento de los corales. Y a menor cantidad de esta especie son los propios corales los que alteran la química del agua, adaptándola a los niveles donde se encuentran más cómodos. Crecen más a mayores niveles de CO2 pero eso también repercute en la temperatura del medio acuático, lo que implica un estrés adicional para estos animales marinos, explica Lebrato, lo que podría desembocar en "blanqueamiento o muertes masivas". En una línea parecida se comportan los ecosistemas marinos de Asturias. Aquí no son los corales, sino los bosques de algas submarinos los que sufren el impacto del calentamiento global. "Ya no hay laminaria ni el ecosistema que creaban para los peces y el marisco", subraya el oceanógrafo langreano residente en Alemania desde donde dirige proyectos científicos bilaterales del Ministerio de Ciencia y Educación con intereses en China y Taiwán. Esa circunstancia, cuenta el científico asturiano, es también consecuencia de la temperatura, junto a las mayores tasas de contaminación y a los cambios en el régimen del clima.

Cuenta Mario Lebrato, quien tras haber rechazado ofertas en España, Noruega, Irlanda y Estados Unidos, acaba de ser nombrado director general de la estación científica internacional de Mozambique (Bazaruto Center for Scientific Studies), que la temperatura que incrementa el crecimiento de los corales pero les causa blanqueamiento y muerte masiva, también impide que la laminaria crezca en Asturias cambiando "los regímenes de pesca y las especies que nos visitan", advierte el oceanógrafo. "El problema es que si la tasa de emisiones de CO2 continúa aumentando habrá efectos perjudiciales en el medio y largo plazo", continúa diciendo. El joven, que estuvo involucrado recientemente en la defensa de la pesca con kayak en el Principado, se encuentra estos días en la isla de Benguerra (archipiélago de Bazaruto, en Mozambique) inaugurando la nueva estación científica, con vistas a un proyecto a largo plazo donde trabajar más a fondo con arrecifes vírgenes en la línea del artículo recién publicado sobre el estudio de los corales de las islas Bermudas en "Science Advances" que certifica cómo la temperatura es el factor más influyente, por encima de todos los demás, en el crecimiento de estos organismos. Según Lebrato, el planeta ya ha perdido el 50% de sus arrecifes de coral respecto a la época preindustrial, "no sólo por sobrecalentamiento, sino también por contaminación, pesca excesiva, enfermedades y el desarrollo y construcción en la costa", alerta.

El problema en los fondos marinos de Asturias radica en la presencia creciente de peces que antes no se veían, procedentes de aguas más templadas. "Y todo es consecuencia de la temperatura", argumenta el oceanógrafo. Por otro lado, descubrir que los corales pueden resistir estos cambios medioambientales, a priori negativos, da esperanza que en otros ecosistemas otros organismos también puedan adaptarse, aunque eventualmente. No obstante, advierten los expertos, conviene evitar que haya extinciones masivas o desapariciones completas de una especie. El sustento de muchas personas depende de la biodiversidad y los ecosistemas marinos, por lo que es preciso actuar rápidamente para frenar el calentamiento de los océanos, concluyen.

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