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"Nos hemos vuelto una especie más vulnerable porque somos dependientes de la tecnología"

Investigadores reunidos en la Universidad aseguran que la climatología cantábrica apenas se modificó en diez mil años

Imaginemos la actual Asturias hace 11.000 años. Algo estaba ocurriendo que iba a hacer la vida un poco más fácil para la fauna y la especie humana en particular, los hombres y mujeres del Paleolítico Superior.

"Pasamos de una época fría y seca a otra más cálida y húmeda, lo que contribuyó a que cambiara el paisaje en el Cantábrico, principalmente porque hay un claro aumento de la concentración arbórea".

Lo explica Sebastián Pérez Díaz, uno de los ponentes en la jornada de trabajo "Cambio climático y cultural en la Península Ibérica: una perspectiva geohistórica y paleoambiental" que tuvo lugar ayer en el salón de grados del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo. Pérez Díaz es investigador del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Se trataba de reflexionar sobre el cambio climático desde el punto de vista de las ciencias humanas y sociales o, por decirlo de otra forma, "sobre la reacción de las sociedades ante las modificaciones del clima, sus estrategias de convivencia y sus capacidades de adaptación al medio", dice la geógrafa e investigadora de la Universidad de Oviedo, Cristina García Hernández. Ambos formaron parte del comité organizador de la jornada.

García Hernández sitúa la última glaciación local (cornisa cantábrica) en torno a unos 35.000 años, muy anterior a la fecha homologada internacionalmente para el llamado Último Máximo Glaciar, hace 20.000 años.

Un entorno climático que supondría "que las nieves serían permanentes por encima de los 1.500 metros y que serían semipermanentes en cotas superiores a los 600. Esto afectaría a las zonas de bosque, que serían en aquel momento mucho más reducidas".

El perfil de nuestros actuales Picos de Europa sería casi idéntico al actual (a nivel geológico, unos cuantos miles de años se convierten en un suspiro), pero la vida en ellos se haría poco menos que imposible.

"La historia del hombre es una historia de adaptación y aquí vale la frase de que lo que nos mata, nos hace más fuertes", explica Cristina García.

Hoy, con estadísticas en la mano, el clima (y no solo la meteorología) forma parte de nuestras conversaciones diarias. Y se dice eso de que hace menos frío, de que para nevadas, las de antes; que el tiempo es ahora menos controlable, que llueve de forma distinta... pero en grandes números "el clima ha cambiado muy poco en los últimos diez mil años", señala Sebastián Pérez Díaz. El clima que hoy disfrutamos/padecemos es prácticamente igual que el que tuvieron los últimos inquilinos de las cuevas de Tito Bustillo o Candamo.

¿Y el "asturiano" Sidrón? Las cronologías varían. El neandertal "hombre de Sidrón" acabó siendo datado en 49.000 años. Con la cronología de glaciaciones sabemos que Sidrón habrá pasado muchísimo más frío que nosotros, y no solo porque nosotros disponemos de calefacción y buenas ropas.

Esta época más cálida y húmeda que surgió en la frontera de los 11.000 años es la principal causa de la proliferación actual de bosques. "Pinos o robles siempre han existido en el Cantábrico pero lo que cambia es la concentración boscosa", afirma el técnico del CSIC, que trabaja en el análisis de huellas paleoambientales y en el registro de vegetación pasada.

Los cambios del clima provocan saltos adelante en la Humanidad porque "generan nuevas tecnologías o cambios de gestión del territorio. De qué forma contribuyó el clima en el desarrollo de las agujas de coser", con miles de años pero enorme precisión, se preguntó Cristina G. Hernández.

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