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La Ciencia de la lotería: los consejos de expertos de la Universidad para desmontar mitos sobre el Gordo

Ni existen números bonitos ni los bombos tienen memoria, y si lo que uno busca es ganar dinero en juegos de azar, lo mejor es invertir cero euros

El escenario del Teatro Real de Madrid, donde se desarrolló el sorteo extraordinario de la lotería de Navidad. EFE

El juego, por lo general, deriva en pérdidas. Norberto Corral, catedrático de Estadística e Investigación Operativa en la Universidad de Oviedo y exdecano de la Facultad de Ciencias, es pragmático a la hora de analizar las posibilidad de que la fortuna nos salpique más que en otras ocasiones en el sorteo de Navidad. "En un juego de azar la norma más básica es que tiene que entrar más dinero del que sale", sostiene el catedrático en su análisis sobre una realidad en la que él mismo tampoco se siente especialmente partícipe. Corral, aprovecha esa distancia con el juego para desmontar falsos mitos. Primero: hay quien no juega números bajos por dicen que nunca tocan. Error. Las probabilidades de que el Gordo sea el número 00001 son las mismas que las del primer premio de ayer, el 71.198.

Segundo mito: si uno juega a un mismo número toda la vida y nunca le ha tocado sus probabilidades son más altas para el año siguiente. Falso. "Cada año es como si se borrara todo lo anterior y comenzara de nuevo", afirma Corral. "El bombo no tiene memoria", sentencia.

Tercer mito: si juego, algo tocará. O no. "La norma básica de un casino -o de cualquier otro tipo de juego de azar- es mantener a la gente vinculada a ese negocio lo que significa que quienes participan del juego van a salir trasquilados", advierte el catedrático de Estadística. De hecho, "el juego te va a llevar a pérdidas, por norma general", concreta. Norberto Corral recuerda, con motivo de la lotería de Navidad, la historia de la familia de los Pelayos que jugaban a la ruleta en numerosos casinos de España, logrando hacerse con sumas importantes de dinero. Al parecer, se fijaban en cómo iban apareciendo las bolas, para tratar de detectar errores en la construcción de la ruleta, pudiendo hallar así el sesgo de ese juego. La agudeza de esta familia les hizo llegar a ser expulsados de algún casino por tratar de adivinar los puntos de fuga del sistema para sacar dinero de manera limpia.

Cuarto mito: No existen números mágicos. Aunque lo creamos, esa fecha especial para la pareja o el momento del nacimiento del primer hijo no tienen nada de especial respecto al resto de números que entran en el bombo de la lotería. El azar decide y no el empeño personal en ajustar al juego a las circunstancias personales.

Alfonso Gordaliza, catedrático de Estadística en la Universidad de Valladolid que ha sido gestor del programa nacional de Matemáticas de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, sostiene que la probabilidad de obtener alguno de los trece premios importantes (primero, segundo, tercero, dos cuarto y ocho quintos premios), jugando un solo número, es 0,013%. Es decir, si los casi 47 millones de españoles llevaran hipotéticamente un décimo cada uno, sólo unos 6.000 obtendrían algún premio importante. Si nuestra afición al juego es mayor, el número de boletos que habría que comprar para tener, al menos, un 50% de probabilidades de obtener algún premio de los tres grandes es 20.650. Así, nos gastaríamos 413.000 euros para jugarnos a cara o cruz la posibilidad de recuperar 400.000. Ustedes mismos.

Ante el lucrativo negocio de repartir suerte, Gordaliza aconseja que si lo que uno quiere es ganar dinero y su estrategia es comprar lotería, "lo mejor es invertir cero euros". El catedrático de Valladolid está convencido, como su colega asturiano, de que no existen número mágicos ni circunstancias más favorables. Habla Gordaliza en el contexto del sorteo de Navidad, donde la probabilidad de que a une le toque el Gordo al menos tres veces en 10 sorteos de Navidad es de una entre 12 billones, lo que significa que necesitaríamos que jugaran todos los habitantes de casi 2.000 planetas como la Tierra para encontrar a alguien tan afortunado. De hecho, la probabilidad de que no nos toque nunca el Gordo es del orden del 99, 99%, apunta el catedrático. Y agrega: "Ningún número se puede descartar de antemano. Todos tienen exactamente las mismas posibilidades de ser premiado".

Al final, sorteos como el de Navidad apelan a la tradición, a las relaciones sociales, a valores de cooperación y a un montón de cosas que a veces no tienen tanto que ver con ganar dinero. Aún así, es difícil imaginar un 22 de diciembre sin lotería, comilonas, regalos o espumosos para celebrar incluso la suerte de otros. Por eso, solo queda disfrutar de estas fiestas con el convencimiento y la serenidad de que la mejor estrategia ante el azar es no invertir más de cero euros.

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