La ayudante de cocina de una guardería de la comunidad de Madrid tenía bien claro a qué número de la lotería iba a jugar. Iba a ser el del nacimiento de su hija que vino al mundo un siete de noviembre de 1998, lo que traducido al lenguaje numérico del sorteo se correspondía con el 71.198. Lo llevaba apuntado en una libreta para recordarlo bien. Es decir, con el Gordo.

La agraciada, de nombre Ana Belén, había abandonado unos segundos la cocina en la que trabaja cuando los niños de San Ildefonso cantaron la fecha de nacimiento de su hija. Cuando volvió a su puesto la sorpresa fue mayúscula. Una compañera fue la que le avisó de que había salido el número que con tanto mimo había apuntado en el cuaderno.

Su primera reacción fue de incredulidad. "¡No puede ser!", exclamó al recibir la noticia que, según reconoció, la dejó "a cuadros".

Pero la madrileña no fue la única que eligió de esa forma con el que iba a jugar en el sorteo. Ocurrió algo similar a unos cientos de kilómetros de distancia, a orillas del Mediterráneo. En Barcelona. El número en cuestión era el 6.914, uno de los terceros premios. Un despacho de lotería del centro comercial Diagonal Mar fue el que más lo vendió. Repartió unos 20,5 millones en premios. La propia lotera, de nombre Valeria, fue la que escogió el número porque se correspondía con la fecha de nacimiento de su hijo. Había sido el seis de septiembre de 2014.

El azar, la superstición, los números que gustan mas que otros, una corazonada o un sueño con una terminación, pueden marcar la diferencia, al menos para quienes siguen estos impulsos. El 6.914 no gustaba a los socios de la Asociación de la Tercera Edad de Alagón (Zaragoza) porque era "feo y muy bajo", pero su presidente, Raimundo Gustrán, apostó por él porque tenía "un cuatro".

Su decisión ha dejado en esta población, capital de la Ribera Alta del Ebro, 22,5 millones de euros en 45 series que ha vendido la asociación en participaciones de cinco euros.

Ana Belén, la ayudante de cocina agraciada con el Gordo ha visto cumplirse una de estas corazonadas.

Al contarle a su hija que tenía un décimo del Gordo de Navidad, ésta, al principio, "no se lo creía" y pensaba que la estaba engañando, pero, luego, se convenció de que era cierto.

También aseguró que le había hecho "mucha ilusión" recibir una llamada de la administración de lotería para darle la noticia, aunque ella ya lo sabía, porque como es la única que lo ha cogido "on line" tenían su número de teléfono.