El director emérito de la Fundación Princesa de Asturias señalaba ayer que "faltan palabras cuando sobra el dolor, dice un luminoso verso. Es lo que siento hoy. Era una persona a la que la Fundación debe mucho, y yo mucho más a nivel personal. Mi relación con Aurelio Menéndez fue muy estrecha. Últimamente me había desvelado un secreto; no sólo sabía mucho de poesía sino que él mismo escribía poemas, todos ellos con alguna referencia a su Asturias querida. Otros hablarán de él como profesor, ministro, diseñador de la educación del Príncipe don Felipe y tutor de sus estudios, importante inspirador de la Transición de España a la democracia. Yo quiero resaltar que ante todo fue un hombre bueno, un poeta de la vida, al que yo no olvidaré, con inmensa gratitud, nunca".