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Me quedo en el pueblo | El Pidal

Una vida entre Australia y Asturias

Begoña Jayo, que empezó como agricultora y que regenta desde hace años unos apartamentos en Villaviciosa, tiene a su hijo como continuador

María Begoña Jayo y su hijo Juan José Rielo Jayo, en la plantación de berza que tienen en El Pidal (Villaviciosa). ANA PAZ PAREDES

Siendo una niña emigró junto a toda su familia a Australia. Nacida en Gauteguiz de Arteaga (Vizcaya), con 7 años se instaló con sus padres, que se dedicarían a la corta de caña de azúcar, y hermanos en el norte del país. La emigración ya le viene de familia. Su abuelo por parte de padre fue pastor en Ohio (EE UU), así como también un tío suyo, que fue pastor de ovejas en el norte de Queensland. En Australia conocería a quien sería su marido, un asturiano que también había partido al mismo país buscando trabajo, y con él formó su familia mientras se dedicaban tanto a la corta de caña de azúcar como a la agricultura, al haber comprado allí terrenos y tener su casa. El regreso a España no fue de un día para otro.

"Volver lo decidimos tras una visita de mi suegra en 1989. Nos dijo que las cosas habían mejorado. Cuando Australia entró en recesión decidimos volver y empezamos nuestra vida en El Pidal, en Oles (Villaviciosa), en 1993. Nosotros comenzamos dedicándonos a la agricultura y a trabajar una huerta, vendiendo los productos. Poco después pusimos en marcha el agroturismo, en el que el turista también se implica en las tareas agrarias. Eso fue al principio, ahora la gente gusta de alquilar las habitaciones. Y luego tenemos también los apartamentos. En estos años seguimos con la huerta y tras empezar cultivando sólo lechugas ahora vamos teniendo productos de temporada, berzas, tomates, pimientos, fresas, y al tiempo elaboramos sidra y mermeladas como complemento a todo ello", señala Begoña Jayo, sentada en uno de los bancos de su establecimiento, Turismo Rural El Gobernador, muy cerca de la carretera.

Ahora, a punto de jubilarse, espera que todo tenga continuidad con su hijo Juan José. "Confío en que él tome las riendas, le gusta esto y la vida en el campo, pero también es un hombre con muchas inquietudes", señala la madre, quien confiesa que el regreso no fue en su momento tan idílico como pensaba. "Salimos de una recesión y nos metimos en otra", indica. Y al tiempo afirma que siente nostalgia de Australia. "Allí me quedaron tres hermanos y una hermana, ¿cómo no lo voy a echar de menos?", dice. También reclama más atención para el campo asturiano. "Hay que mirar por la gente del campo, apoyarla, somos el primer eslabón de la cadena alimentaria. Existe un gran desconocimiento del mundo rural y de sus problemas", añade.

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