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La sangría de población se agudiza y supera las previsiones más pesimistas

Todos los grandes municipios pierden habitantes a la vez por tercer ejercicio consecutivo en 2016 y sólo se registran leves subidas aisladas en pequeños concejos

La sangría de población se agudiza y supera las previsiones más pesimistas

La hemorragia de la población asturiana se expande sin hacer distinciones territoriales ni atender a pronósticos estadísticos. La enfermedad endémica de la Asturias rural es desde hace unos pocos años un mal plenamente perceptible también en la urbana, y eso agudiza la caída libre que se ve en cada actualización del padrón. La última divulgada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) renueva los recuentos municipales a 1 de enero de 2017 y enseña que la población asturiana evoluciona por debajo de las previsiones más pesimistas, tanto que incluso ha sido capaz de pulverizar ya en 2016 la proyección de descenso que los modelos estadísticos anticipaban para 2017: la cifra real de habitantes del inicio del año pasado ya era más baja que la que el INE preveía para el 1 de enero de 2018.

Los 1.034.960 residentes que se atribuyen al Principado en el cómputo definitivo del padrón a enero de 2017 suponen una pérdida de más de 7.600 respecto al año anterior -el equivalente a algo más de la población de Piloña-, y ya se sitúan por debajo de los 1.035.730 que la región tendría que tener en 2018 según los cálculos del propio INE, elaborados en 2013. Como quiera que esas predicciones están confeccionadas simulando la prolongación hacia el futuro de las tendencias demográficas vigentes en cada momento y que las de Asturias son cada vez más significativamente negativas, el resultado de la ecuación es cada vez menos alentador. Aplicando esos modelos predictivos, Asturias debería haber iniciado 2017 con 1.041.602 habitantes y lo ha hecho con más de 6.500 menos, devolviendo la cifra total a los niveles que tenía en los años sesenta.

Toda esa indigencia resulta de la relativamente reciente extensión de la penuria demográfica del campo a toda la Asturias urbana. Ha cedido la última resistencia del área central, los municipios grandes que hasta hace poco aguantaban, y hasta crecían atrayendo población del resto de la región. Pero ya tampoco. Hace tres años que el detalle municipal no encuentra islas de leve prosperidad demográfica ni siquiera en ese centro más densamente poblado de la región. Pese a la penuria generalizada que la demografía asturiana arrastra sin pausa al menos desde los años noventa, hasta 2014 la capacidad atractiva del área central aún ejercía algún influjo visible y hacía crecer el censo de alguno de los grandes municipios: Gijón, Siero y Corvera, por ejemplo, todavía incrementaron su censo en 2013. De 2014 en adelante, de entre los diez concejos más poblados de Asturias, nadie.

Por tercer año consecutivo, la actualización del padrón a 1 de enero de 2017 no registra ningún aumento de habitantes en toda la porción más populosa del área central, nada más que pequeños incrementos en cuatro concejos que apenas llegan a 1.200 habitantes, en las dos peñamelleras -la alta ganó en 2016 once habitantes, la baja ocho- y Santo Adriano y Cabranes crecieron, respectivamente, en ocho y seis personas. Nada más. Avilés, por ejemplo, a 1 de enero de 2017 rebaja los 80.000 habitantes por primera vez desde los años sesenta, Gijón y Oviedo acumulan tres y cinco caídas consecutivas, respectivamente; Siero lleva tres decrecimientos después de cortar en 2014 diecisiete años de incrementos sostenidos y sigue bajando. En las comarcas mineras, Mieres bajó el año pasado de los 40.000, cifra de la que no caía desde los años veinte del siglo pasado y a la que Langreo se aproxima para que su número de habitantes se parezca cada vez más al de 1930? En Villaviciosa, cinco ejercicios consecutivos de decrecimiento suceden a ocho crecimientos encadenados, una evolución en algún sentido similar a la que Castrillón y Corvera han experimentado en el entorno de Avilés.

Si se aleja el foco para mirar a diez años vista, en el decenio que va de enero de 2007 a enero de 2017 se detectan aumentos en sólo siete de los 78 concejos, de entre los diez más poblados sólo en Oviedo, Siero y Corvera y además Illas, que sube únicamente en cinco personas, Noreña y Llanera en el centro y de las alas únicamente Llanes. De cinco padrones a esta parte, comparando la actualización de 2012 con la de 2017, el único progreso demográfico por concejos se restringe ya a quince habitantes más en Santo Adriano, insólita isla mínima de prosperidad que aparece de modo recurrente en la estadística de los leves incrementos de población, aunque en lo que va de siglo haya perdido cerca de un catorce por ciento de sus habitantes.

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