El Principado ha abierto un expediente informativo en el caso de los jóvenes que quedaron bloqueados en su todoterreno en el Angliru porque algunas de las expresiones empleadas por el jefe de sala del 112 "no fueron las más adecuadas", según ha confirmado el consejero de Presidencia, Guilllermo Martínez, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. Martínez, no obstante, destacó que "no hubo ninguna falta de respeto".

El portavoz del Gobierno asturiano también llamó la atención acerca de que se trató de "una incidencia más, en ningún caso hubo una emergencia" y aseguró que si hubiera sido precisó intervenir se hubiera hecho porque hubo un seguimiento puntual, con más de cuarenta llamadas entre los siete jóvenes, la sala del 112, la Guardia Civil y la compañía aseguradora.

Guilermo Martínez admitió que se trata de una incidencia muy mediática, por la repercusión que ha tenido no sólo en Asturias sino en toda España, pero a efectos del servicio del 112 se trata de una incidencia más de las 600.000 que se producen al año entre las que aproximadamente hay unas 200.000 intervenciones que requieran movilización de efectivos. El consejero y portavoz del Gobierno destacó la profesionalidad del servicio del 112 Asturias. "Se hubiera actuado si fuera una emergencia", zanjó Martínez.

Además, Martínez insistió en que la ciudadanía debe atender a los llamamientos a la prudencia que se realizan cuando hay condiciones meteorológicas adversas o situaciones de riesgo. "Hay que contar con una ciudadanía responsable y que debe en todo caso hacer caso a las indicaciones", ha reiterado.

El grupo de siete jóvenes decidió subir la noche de Reyes en coche sin cadenas a uno de los puertos más emblemáticos de Asturias, de noche y durante la alerta de nieve; no llevaban equipo adecuado e iban algunos en playeros y chándal. Cuando ya no pudieron avanzar ni retroceder, a las cuatro de la madrugada, solicitaron ayuda.

Los servicios del 112 les pidieron que descendieran andando. Dos de los jóvenes lo hicieron y se pusieron encima ropas que los otros les dejaron; el resto quedó en el coche esperando a que alguien llegara. Hubo cuarenta llamadas cruzadas con la sala de emergencias.

Al final, en una de ellas, claramente exasperado, el jefe de sala les espeta: "Somos ya mayorinos para saber lo que hacemos". Los jóvenes asumen ahora que cometieron un error en la falta de previsión de la aventura, pero critican la "falta de respeto" de los servicios de rescate.