A la ovetense Inés Rodríguez le gustaría que ningún niño tuviera que dibujar, como ejemplo de su realidad, pequeños botes rodeados de náufragos en alta mar, o que ningún menor, por complicada que sea la situación de su familiar, se vea privado del derecho a tener, comida, ropa y educación. Su anhelo, en definitiva, es que ninguna familia vea destruida su vida y tenga que huir. Lo está intentando junto a la oenegé “SOS Refugiados en red” mediante el reparto diario de comidas y bienes de primera necesidad para los refugiados en el Victoria Social Center, un edificio de siete plantas en el corazón de la capital griega, desde el que esta organización, creada en 2015 de la mano de dos asturianos, también impulsa actividades creativas para los más pequeños.

Todo comenzó cuando Agustín García, profesor del IESO El Sueve de Arriondas, viendo la situación de la crisis de refugiados decidió poner su granito de arena y fundó junto con otras personas la plataforma “Bienvenidos refugiados” que pretendía preparar, en su momento, una red de casas para acomodar a aquellos exiliados que el gobierno español se había comprometido a acoger en España. En vista de que las acogidas se paralizaron y los expatriados quedaban varados en las costas de Italia, Turquía y, sobre todo, Atenas, Agustín y Patricia decidieron ir a ayudarles sobre el terreno. De ahí nació la “SOS Refugiados” y con la ayuda del padre Ángel firmaron un acuerdo con Seur para recoger ayuda por toda España y llevarla a Atenas. Patricia se desplazó allí y junto a la asociación griega Pampiraiki logró que el Gobierno no solo les dejara actuar allí sino que también les cediera un estadio olímpico como almacén. A partir de ahí comenzaron a organizar, con pequeños grupos de cooperación por todo el territorio español, recogidas de ayuda, que paletizaron, y comenzaron a enviar todo ese material. Con Patricia Colón ya en Atenas, pudieron iniciar, de la mano de otros colaboradores, el reparto a los campos de refugiados y a los edificios cedidos a los grupos que ayudan a los refugiados y en los que están viviendo o desarrollan actividades (llamados “squads”). Proporcionan a las familias los tres básicos: víveres, ropa y medicinas. Pero ante el comienzo de cierre de algunos “squads” planteó el problema de que muchos de los refugiados pudieran quedarse en la calle. Es entonces cuando “SOS Refugiados” decidió alquilar un edificio de 7 plantas en el centro de Atenas - el “Victoria”- y destinarlo a dar comidas y realizar actividades para los niños. “Estaba para rehabilitar y unas doscientas personas se pusieron manos a la obra en julio, agosto y septiembre. En octubre pasado se pudo abrir con la colaboración de un grupo de gastrónomos vascos solidarios y desde entonces se están dando 300 desayunos y 600 comidas diarias”, relata Inés Rodríguez. Además de repartir ropa y realizar talleres con los niños mientras los padres esperan la cola para recibir comida, pañales y leche materna, en el “Victoria” se facilita ayuda jurídica y médica. Todo ello mediante una red de voluntariado español.

En total, “SOS Refugiados” está ayudando a más de 3.500 expatriados pero poca gente lo sabe en España. “Por Atenas solo en el verano han pasado más de 400 voluntarios españoles que es aproximadamente el 80% del voluntariado que ayuda en Atenas a los refugiados.”, indican desde la organización. Inés Rodríguez entró en contacto con ellos en febrero pasado, cuando la organización tenía un año y pocos meses de vida. “Les ofrecí mi ayuda y me pidieron un proyecto en mi parcela creativa con objetivo educativo”, comenta. “Aquí, en Atenas, hay cientos de historias de familias de refugiados que han sufrido un éxodo horrible -además de la guerra, la persecución, o los atentados- para encontrarse aislados y abandonados en Grecia”, subraya. Y, pese a todo, “el pueblo griego está demostrando una gran generosidad con esta gente. Un pueblo que ya de por sí está sufriendo una crisis económica brutal se encuentra con un flujo grande de llegada de refugiados que además se tienen que quedar porque Europa no les abre las puertas ni da solución a los problemas en sus países”, relata.

De esa primera colaboración surgió el proyecto “Crearte”, “que se empezó a hacer con los alumnos de Agustín junto con Valnalón. Consistió en enviar relatos en inglés y a través de audios a los niños de Atenas para que dibujaran sobre ellos”, continúa Rodríguez. Posteriormente se realizaron unos talleres de cerámica con los niños del IESO El Sueve de Arriondas y sobre esas piezas resultantes del trabajo de los niños españoles ella serigrafió los dibujos de los niños refugiados. Las piezas se pusieron a la venta en ferias solidarias.

Avanzada esa iniciativa, en el mes de julio la joven decidió trasladarse a Atenas a realizar unos talleres de barro con los niños de los “squads”. Después volvió a España y en diciembre regresó a Grecia, junto a su hija de 7 años, para realizar talleres de dibujo con los más pequeños. “Algunos de los voluntarios organizaron una fiesta de fin de año para los niños y también se han realizado talleres de restauración de muñecas, de modelar y de escritura”, explica la joven sobre su experiencia al tiempo que detalla que todas estas iniciativas son “producto de la unión de personas con el único objetivo de no cerrar los ojos ante una situación que se silencia en Europa”, concluye.