"Cuando las vi, pensé que se habían equivocado. De tan chiquitinas que eran, creí que no eran osos", asegura Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), que estuvo detrás de la recuperación de "Paca" y "Tola". Fue esta organización la que primero las cuidó, en Llanes, hasta que se hizo cargo de ellas Principado. Su mujer, Francisca, les dio el biberón. "Y por eso a una de ellas la bautizamos como 'Paca'", rememora este naturalista. "Que las tuviéramos nosotros generó unos celos que duran hasta hoy, casi treinta años después", reconoce. La Fundación oso, asegura, se creó para quitarles las osas. "Nos dijeron: 'Se os acabó trabajar con el oso'. Podían haber sido el reservorio de la población osera cantábrica, podían haberse puesto al servicio de la recuperación oso cantábrico, pero se pusieron al servicio del interés una administración que se olvidó de ellas. Y eso es lo que fueron: juguetes en manos de la administración", se duele.

Una administración dice, que llegó a pensar en esterilizarlas. Para Hartasánchez, no hay duda de que "Tola" ha muerto de la mala alimentación que ha recibido en los últimos años, y también de los daños que le causó "Furaco" mientras trataba de cubrirla. "Estaba tan débil que, aunque se quedaba preñada, reabsorbía los embriones. Y cuando pare una cría, la encuentran muerta, cuando llevaban tres días sin limpiar aquello. Han llegado a llamarnos para conseguir comida a las osas, porque no había dinero para alimentarlas. Hace cuatro años, nos llamaron porque 'Tola' se estaba muriendo sin recibir atención. Llevamos unos veterinarios de Cabárceno que aconsejaron una inyección de cortisona, pero nadie se la ponía, no había crédito para compras en farmacias y nadie en la Consejería tuvo la gallardía de poner los dos euros que costaba el tratamiento", desgrana el naturalista. Ahora conviene que hay una nueva etapa en la Fundación Oso y que se están haciendo las cosas mejor.

FAPAS intervino en la recuperación de las osas, y en la operación contra el furtivismo que se desarrolló a continuación, con datos facilitados por la organización y presencia en los registros. "Tardamos 17 días en hacernos con ellas y con bastante riesgo para nosotros. Eran gente que tenía metralletas y dinamita", rememora.