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El nuevo protocolo contra el acoso escolar incluye tener en cuenta hasta los motes

Educación define un nuevo reglamento ante los casos de "bullying" que fija 15 días para que los centros presenten un informe a la Inspección

El nuevo protocolo contra el acoso escolar incluye tener en cuenta hasta los motes

Poner motes a un compañero, esconderle cosas, ignorarle, no dejarle participar o hacer grabaciones con el móvil en situaciones que violenten su intimidad para pasarlo a otros o colgarlo en internet son, desde ahora, acciones que pueden determinar un caso de acoso escolar según la Administración educativa asturiana. Acciones que merecen tanta consideración como otras más evidentes y que nadie cuestiona como los golpes, las amenazas, intimidaciones, hostigamientos o burlas a través de redes sociales.

Así lo ha querido reflejar la Consejería de Educación en las instrucciones que la próxima semana se van a presentar oficialmente a los directores de todos los centros educativos asturianos. Instrucciones que dan forma al nuevo "Protocolo de actuación antes situaciones de posible acoso escolar en los centros docentes no universitarios". Los redactores del reglamento reconocen que el acoso entre iguales "es una lacra" que debe llevar al compromiso de todo el sistema educativo. Igual que admiten que ha llegado el momento de "facilitar a los centros educativos la gestión de las situaciones de acoso" revisando y actualizando las orientaciones que están formuladas desde hace años en Asturias -de una forma bastante desactualizada y genérica, según los docentes- y, sobre todo, con instrucciones que garanticen a todas las partes implicadas una intervención "más rápida, eficaz y segura".

Directores de colegios que han tenido acceso al documento transmiten, precisamente, el alivio que puede suponer disponer de una normativa minuciosa, que entre en detalle y que incluso recoja desglosados tipos de acciones que pueden considerarse acoso. "Teníamos pocos instrumentos y bastante imprecisos; la mayoría de directores habíamos recurrido a investigar qué se hacía en otras comunidades con instrucciones mejor desarrolladas. Me parece bien hecho y clarificador", valoró ayer la responsable de Primaria de un centro regional.

Otra implicada, Isabel Sanz, portavoz de los directores de Primaria del área de Gijón, admitió que sin conocer al detalle el documento le da la bienvenida. "Hasta ahora había orientaciones que te servían para seguir unas mínimas pautas de actuación pero era un documento antiguo (curso 2005-2006) y la situación ha evolucionado mucho. Necesitaba un meneo", sostiene. También estaban necesitados en los colegios e institutos, dice, de "un documento oficial que pueda dar más sensación de intervención ante las familias, donde quede evidencia clara de que el centro está tomando medidas cuando hay un denuncia. Que haya un procedimiento protocolarizado por la Administración es una ventaja ante las familias", comenta Sanz.

El documento no le quita ni un ápice de complejidad a la intervención en la que se va a ver inmerso un centro cuando surja un caso de acoso. Al contrario, desglosa todos los pasos, reuniones, informes y seguimientos que está obligado a seguir el director y el equipo de intervención escolar. Y son muchos.

Incluso pauta tiempos: nunca se puede tardar más de tres días en reaccionar y poner en marcha el Protocolo desde la existencia de una denuncia; no pueden pasar más de 15 días sin enviar un detallado informe de síntesis a la Inspección (con la denuncia, las comprobaciones, el plan de actuación, el procedimiento seguido con la familia...), y desde que exista un plan de actuación no podrán pasar más de 22 días sin que la Inspección reciba otro informe de seguimiento del caso.

Como elemento de ayuda a los profesores y equipos directivos a la hora de abordar "la complejidad de esta problemática", la Administración sugiere unos modelos de informe a cumplimentar casi como si fueran test, donde se incluye hasta un desglose de los tipos de acciones que pueden considerarse en la determinación de un caso de acoso escolar. Y deberán marcar si esas acciones están presentes en el caso, si no lo están, si han sucedido de forma puntual o hay repetición.

Y las acciones incluidas son todas estas: Exclusión y marginación social; agresión verbal; agresiones físicas indirectas; agresiones físicas directas; intimidación/chantaje/amenaza; acoso o abuso sexual y/o acoso sexista; acoso o abuso en relación con diferencias personales; ciberacoso...

Isabel Sanz admite que en el colectivo docente "nos pasa como en la lucha de la mujer: también es necesario que nos pongamos las gafas de distinguir comportamientos inadecuados que tenemos interiorizados como poco lesivos porque se han dado siempre. Lo que hay que tener claro es que si una acción inadecuada se repite, es constante y se ceba con alumno, hay que desterrarla. Y también hacer ver a las familias que un empujón puntual de un crío de 5 años puede ser la expresión de que estamos ante un niño que aún tiene que aprender a relacionarse sin violencia".

El nuevo protocolo suscribe que "son requisitos asociados al acoso la existencia de un comportamiento intencional, repetido en el tiempo y con una víctima que no encuentra estrategias para defenderse y sufre aislamiento, estigmatización y pérdida de autoestima". En la definición empieza todo.

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