Los incendiarios no respetan ni a sus padres. Un vecino de Belmonte ha sido condenado a ocho meses de prisión por causar un fuego en Quintana que destruyó unas 15 hectáreas en mayo de 2016. Ni corto ni perezoso, en el juicio llegó a decir que los causantes del fuego habían sido sus padres, mientras él estaba durmiendo la siesta. También aseguró que, cuando se dio cuenta del fuego y fue hasta allí, encontró a sus progenitores, a los que echó la bronca. La titular del Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo considera que la versión, así considerada, podría tener visos de verosimilitud, si no fuese porque en sus declaraciones anteriores no había hecho referencia alguna a sus padres, negando haber estado en la finca donde se inició el fuego. Aparte de la prisión, le condenan al pago de una multa de 1.920 euros y el pago de indemnizaciones por más de 6.000.

Además, el mismo juzgado ha condenado a una pena de año y medio a un ganadero "ecológico" de Santo Adriano por provocar un incendio que destruyó 80 hectáreas (en las que había superficie arbolada de encina, roble y castaño entre otras especies) el 27 de diciembre de 2015. En este caso, también se fue por cerros de Úbeda en su declaración en el juicio. Según dijo, su ganado era de una categoría superior a la de los pastos en los que se produjo el fuego, y un vecino de la zona llegó a decir que el ganado cuyos indicios habían sido vistos en la finca pertenecía a otra persona, argumentos que la jueza no ha tomado por válidos. Además del año y medio de prisión, el acusado tendrá que pagar una multa de 4.320 euros e indemnizaciones al SEPA y al Principado por importe de casi 9.000 euros por los daños y el coste de la extinción.