El área metropolitana de Asturias existe, independientemente de que tenga o no personalidad jurídica y de que se la dote o no de una organización administrativa. Lo afirma Fermín Rodríguez, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Oviedo, experto en ordenación del territorio y autor de varias publicaciones sobre la Ciudad Astur. El área metropolitana es, según Rodríguez, un "organismo vivo", una "realidad incuestionable", que se ha convertido en el principal "motor de Asturias", y que requiere de los gestores una "visión compartida" y un "esfuerzo de inteligencia territorial" para intentar controlar en lo posible sus necesidades, su evolución y sus movimientos de contracción y expansión.
Las áreas metropolitana son "la nueva forma de ciudad". Y en el caso asturiano, la "hija del distrito industrial", resultado de la "evolución del mundo, concretada en Asturias", señaló Rodríguez. Como todas las ciudades, el área metropolitana asturiana tiene "sus propias leyes", pero siempre ha habido "intentos de control", tanto por parte de empresas como de instituciones, añadió. De ahí que hoy sea el resultado, por un lado, de su propia evolución (varía y cambia como las circunstancias exteriores, como el país), y por otro de los intentos de los agentes públicos por llevarla por determinados caminos (autopista "Y", hospital central, consorcios de agua y basuras...).
La primera pregunta sería si la metrópoli asturiana existe. Rodríguez considera evidente que sí. El objetivo es que sea "un lugar ciudadano", un área "segura, armónica y de trabajo, sin focos de marginalidad y sí de oportunidad". Pero como organismo vivo se rige "por sus propias leyes" y pasa por "distintas fases"; esto es, evoluciona, se transforma y "no hay seguridad de un destino fijo, depende de muchos factores, entre otros de las buenas decisiones de los participantes en ella". Además, las ciudades grandes tienen también "requerimientos sistémicos"; por ejemplo, "deben estar bien comunicadas o se mueren". La ordenación del territorio permite controlar "un poco" esos procesos, ajustarlos; es "una capacidad que desarrollan las comunidades inteligentes", señaló.
La intervención pública puede colaborar a que el "engranaje" del área metropolitana funcione mejor, "tanto en su interior como hacia el exterior". Según Rodríguez, "no es necesaria una organización administrativa, pero si existe y es eficiente se pueden controlar mejor sus necesidades desde el punto de vista del interés general", pese a que un "sistema de esta potencia" tiene "determinaciones muy fuertes". Entre las necesidades a abordar el geógrafo destacó la comunicación con el exterior, con el entorno, que posibilita "que la vean mejor desde fuera e interactuar mejor con las demás áreas de similar tamaño".
El área metropolitana es "muy importante para Asturias", y también "para la fachada atlántica europea". Aunque su espacio de influencia se sitúa en la actualidad al Sur, el geógrafo indicó que, una de las bazas que se deben jugar es la de las comunicaciones, para posibilitar que sea "una estrella que irradie también hacia el mar". Porque es "vital" la interconexión con el exterior, lo mismo que conservar la "propia personalidad" para ser reconocible.
Pero también son fundamentales las comunicaciones interiores, favorecer la movilidad, para "evitar atascos y bloqueos en las piezas componentes", resaltó. Y para conseguir que el área metropolitana sea una "unidad funcional de vida y trabajo" complementaria con las villas de Asturias. Y para lograrlo, las piezas que se muevan "no tienen por qué ser solo municipales" es un asunto de "gobernanza territorial, de participación inteligente en un nuevo proyecto ampliamente compartido para el país", indicó Rodríguez.
