Cada vez son más los ejemplares de foca que llegan cada invierno a la costa asturiana. La mayoría apenas tienen unos meses, acaban de destetarse y vagan por el Cantábrico a merced de las corrientes marinas. La Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (CEPESMA) ha constatado que proceden de un archipiélago al norte de Irlanda. "Encontramos dos ejemplares muertos que llevaban unos crotales, similares a los que se usan con el ganado, se engancharon con ellos en un arte de pesca y al observarlos pudimos determinar su procedencia", explica Luis Laria, presidente de CEPESMA.

En lo que va de temporada han aparecido 5, aunque la cifra más alta (32 focas) se registró hace cuatro años 32, de las que hubo que recuperar cuatro ejemplares. El problema es qué hacer con ellas cuando llegan a los arenales. Durante dos décadas la tarea correspondía al CEPESMA pero ahora es la guardería del Principado, dependiente de la consejería de Medio Rural, la que debe hacerse cargo. Una circunstancia que provoca situaciones como la vivida ayer cuando una cría de foca gris de unos tres meses de edad llegó hasta una playa de la costa oriental ante el asombro de los que en ese momento se encontraban en el arenal. La foca abandonó el agua y permaneció varias horas semienterrada en la arena. "Llegaron con una manta y una caja de cartón, esa no es manera de recoger un animal", lamenta Luis Laria.

Ante la imposibilidad de hacer el traslado el animal permaneció semieenterrado en el arenal vigilado por miembros del CEPESMA hasta esta madrugada. "Por los vídeos que me han llegado parece que el animal tenía muy poco peso y esa puede ser una de las razones por la que ha podio salir del agua. Si una foca pierde su grasa corporal sufre hipotermia y puede fallecer si no se trata a tiempo". Durante la noche la cría había empezado a sufrir espasmos y tenía abundante mucosidad. Cuando los miembros de la guardería llegaron a recogerla la foca ya había desaparecido aunque se desconoce si fue arrastrada por la marea o volvió al agua por sus propios medios.

A través de las redes sociales muchos se hicieron eco de la indignación general por la situación del animal aunque el responsable del CEPESMA asegura que en estos casos no hay que tocarlas ni acercarse a ellas. "Las focas jóvenes son muy agresivas, es su mecanismo de defensa, si se dejan tocar es que están muy mal pero es conveniente no correr riesgos", asevera Laria.

CEPESMA recuerda que hay otras dos focas grises en la costa asturiana aunque en este caso sí se sabe que permanecen sanas y salvas en el agua. Peor suerte tuvo el ejemplar que apareció muerto en la playa de Xagó y que lleva doce días en la arena sin que nadie lo recoja.

Foto cedida por el CEPESMA