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Dos abonos orgánicos tradicionales

El cucho y los purines son los abonos orgánicos tradicionales del campo asturiano. A continuación se da respuesta a cuestiones fundamentales sobre ellos.

¿Qué es el cucho?

El cucho se forma con deyecciones sólidas y líquidas excretadas por el ganado y mezcladas con restos de cama (paja), alimentos y desechos que dan una mezcla semisólida, según explica Adela Martínez, doctora en Biología y responsable del programa de pastos y forrajes del Serida.

¿Qué son los purines?

Deposiciones sólidas y líquidas (el orín) con restos del agua del lavado de las instalaciones que se hace con la manguera.

¿Para qué son buenos?

Son fertilizantes orgánicos, un recurso gratuito para la explotación. Aportan materia orgánica, retienen la humedad y ofrecen nutrientes como nitrógeno, fósforo, calcio, potasio y magnesio. Contribuyen a la salud del suelo, que genera lombrices y una microfauna que airea el terreno y favorece la permeabilidad, muy buena para el crecimiento de los cultivos.

¿Dónde y cómo se obtiene?

En la estabulación, a medida que el ganado realiza sus deyecciones. El proceso culmina cuando el ganadero limpia del establo y se añade el agua.

¿Cómo contaminan?

En contacto con el aire el amonio que contienen los purines y el cucho se transforma en nitratos que dan lugar al óxido nitroso que es lo que realmente contamina. Cuando los purines están en la tierra el amonio reacciona con los componentes del suelo y fertiliza. El proceso es más lento. Si los purines y el cucho se liberan directamente en la atmósfera o sobre el suelo, el proceso es mas rápido que cuando se aplican en del suelo.

¿ Por qué contaminan el cucho y los purines?

Ambos tienen nitrógeno, con un elevado porcentaje de amoniaco, que es volátil y se emite a la atmósfera. Ese amonio, tras un proceso, se convierte en nitratos que dan lugar al óxido nitroso, un gas contaminante.

¿En qué necesita cambiar el manejo de cucho y purines con la nueva normativa?

Básicamente en el modo de aplicación. En el caso de los purines, sustituyendo los dispositivos utilizados por otros que pueden ser tubos colgantes que lo depositan a ras de suelo, o inyectores que directamente lo apliquen en la tierra. En el caso del estiércol, el real decreto dispone que una vez que se aplica, debe taparse inmediatamente, en el menor tiempo posible.

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