El primer recuerdo de Marta Corella es encima de un tractor, cuando su padre le enseñó a conducirlo siendo una niña. Después fue la primera ganadera del pueblo, la primera retén contra incendios, estudió Ingeniería Forestal y ahora es la alcaldesa de su pueblo, Orea, en Guadalajara.

Marta Corella participó ayer en Oviedo en las jornadas "Leader y Administración local", en las que tomó la palabra para ofrecer un discurso personal y cargado de sentimiento en el que ensalzó "la irresistible fuerza de las pequeñas cosas". Corella, que también tiene un negocio de turismo rural, quiso seguir viviendo en su pueblo, pero cree que el concepto de desarrollo rural actual está equivocado. Y lo dice ella, que trabaja cada día por revitalizar el suyo y "con muy pocos medios económicos. Casi ninguno". La alcaldesa de Orea explicó que "el mundo rural no puede ser la cola de la lista de los funcionarios que van allí como castigo, los maestros y los médicos tienen que tener un incentivo por vivir en el medio rural". Y más ahora que los pueblos están de moda "y todo el mundo quiere tener el suyo". Corella explicó que los pueblos "son lugares con ritmo diferente y no se pueden imponer las cosas a calzador" y ésta es una de las razones por las que los neorrurales, en la mayoría de los casos, acaban marchándose. "Ellos buscan estar solos y no se dan cuenta de que en los pueblos los vecinos quieren saber de dónde vienes y de dónde son tus padres", recalcó.

La Alcaldesa alegó que no es comprensible que "tengamos 500 centros para estudiar Formación Profesional sobre medio rural y que sólo 50 estén ubicados fuera de la ciudad. No tiene sentido". Y apostó por la "imaginación" para dinamizar los pueblos, fuera de los grandes proyectos y con actividades en las que se impliquen los vecinos y se vean reconocidos. "La imaginación se alimenta formándose", remató.