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Las vueltas al bable en 20 años

El PP quiso impulsar una "cooficialidad en diferido" hace dos décadas e incluso Cascos la propuso en el Senado, pero el PSOE siempre la frenó

Las vueltas al bable en 20 años

Más de 20 años después el asturiano vuelve a sacudir el tablero de la política asturiana, como sucedió a finales del siglo pasado, cuando la reforma del Estatuto de Autonomía encalló al abordar la cooficialidad. Tras largas sesiones de debate estéril, que incluso tuvo como escenario simbólico Covadonga, medio año después se acabó aprobando una ley de uso y promoción del asturiano que supuso incluso uno de los detonantes en la crisis desatada en el PP asturiano cuando Sergio Marqués era presidente del Principado. Una ley autonómica, que para algunos raya https://www.lne.es/asturias/2017/11/08/cooficialidad-conlleva-clase-obligatoria-asturiano/2189784.htmlla cooficialidad, está sin desarrollar cuando el próximo mes de marzo se cumplirán dos décadas de su entrada en vigor.

El PP de Mercedes Fernández se ha erigido en las últimas semanas en una de las voces más rotundas y firmes contra la cooficialidad con el argumento de que "unos pocos pretenden hacer obligatoria una lengua que no es la que hablamos los asturianos en el día a día".

La presidenta regional de los populares considera "suficiente" la ley de protección y uso del bable/asturiano, aprobada "en la época de Sergio Marqués", un matiz nada desdeñable porque aquella normativa, ciertamente, salió adelante con los votos del PP pero, sobre todo, gracias al empeño del entonces presidente del PAS y diputado autonómico, Xuan Xosé Sánchez Vicente, quien dos años antes había apoyado la aprobación de los Presupuestos del Principado que presidía Marqués. El actual portavoz de Ciudadanos en la Junta, Nicanor García, sostiene que a esa ley "sólo le falta en su último punto el reconocimiento expreso de la oficialidad y la memoria económica para su financiación, porque recoge un amplio y detallado catálogo para garantizar la protección y el futuro del asturiano".

El asturianista Xuan Xosé Sánchez Vicente recuerda que el contenido de esa ley "fue negociado directamente con Marqués" y todavía mantiene frescos en su memoria titulares de LA NUEVA ESPAÑA de aquella época en la que el PP asturiano hacía algo más que guiños a la oficialidad aunque junto con el PSOE se había cerrado en banda a incluir la oficialidad en la reforma del Estatuto en una cumbre autonómica convocada por Ovidio Sánchez en el hotel Pelayo de Covadonga. Ni los aires del sitio mariano obraron el milagro para llegar a una posición de consenso sobre el asturiano. Y eso que el PP, avanzada la negociación, ofreció in extremis una solución para que la reforma del Estatuto no encallase por el asturiano, con un pacto al margen del Estatuto de Autonomía, en el que todos los partidos se comprometían a replantearse la cooficialidad en un plazo de entre cinco y siete años. Era "la cooficialidad en diferido". Por aquel entonces hasta Mercedes Fernández estaba dispuesta a un mayor compromiso sobre el bable "para ampliar el consenso sobre el Estatuto", siempre y cuando fuera apoyado por una mayoría cualificada de la que participaran los dos partidos mayoritarios.

En aquella reunión a cuatro bandas entre PP, PSOE, IU y PAS estuvo presente Gaspar Llamazares, que ayer hizo bueno el tango de Carlos Gardel, "Veinte años no es nada" al defender, como entonces, la cooficialidad. "No tiramos la toalla y seguimos con la reivindicación social y la negociación parlamentaria a pesar de la división entre el PSOE y el Gobierno y de la agitación del PP contra la cultura asturiana", manifestó ayer el portavoz de IU en la Junta. "No entendemos cómo es posible defender la oficialidad del catalán, euskera, valenciano o gallego y rechazar el asturiano", apostilló Llamazares.

El freno a la oficialidad a las puertas del año 2000 corría de cuenta del PSOE, cuyo portavoz, Celestino Suárez, alertaba del "temor obsesivo que los populares padecían ante el asturchalismo que predica el señor Sergio Marqués". Para remate de las vueltas que ha dado la oficialidad alrededor de la clase política asturiana, un apunte más: Francisco Álvarez-Cascos en su etapa de vicepresidente primero del Gobierno pidió al entonces secretario general de la FSA, Luis Martínez Noval, que aceptase la vía de la cooficialidad diferida del bable, como paso que allanase la reforma estatutaria, una reunión en la que Cascos estuvo acompañado de Isidro Fernández Rozada y Mercedes Fernández.

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