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Los ángeles pacientes del 112

Emergencias atiende cada jornada 2.000 avisos, que con el mal tiempo se disparan Los operadores vuelven a casa tocados por lo vivido Un supervisor usó el servicio cuando creyó que su hijo se moría

Centro del 112 Asturias, en La Morgal, Llanera. I. COLLÍN

"112 Asturias, ¿en qué puedo ayudarle?". Es la pregunta que probablemente la mayoría de los asturianos hayan escuchado al otro lado del teléfono alguna vez. Cuando nos vemos en problemas serios el 112 responde. A la llamada y al suceso.

En la sede de La Morgal, en Llanera, treinta y seis coordinadores y diez supervisores velan por que los asturianos estemos siempre bajo control. En servicio desde el año 1986, cuando desapareció el antiguo CEISPA y se fundó el 112 Asturias, desde la sede de La Morgal el año pasado atendieron una media de 1.915 llamadas al día, de las cuales 600 acaban en incidente, es decir, que se necesita movilizar un servicio o un recurso para atender. ¿Y qué ocurre con las otras llamadas, son falsas, no responden a emergencias serias? Lo explica José Luis Fernández, jefe del servicio del 112 Asturias y Protección Civil. "Las llamadas se atienden todas, pero ocurre que muchas veces cuando hay un accidente nos llama mucha gente para informar", concreta.

Las llamadas se elevan con los temporales, pero los sucesos que más las disparan al 112 Asturias son sin ningún lugar a dudas los incendios. Es entonces cuando el servicio puede llegar a colapsarse y se reciben una media de tres mil llamadas al día.

Pero ¿cómo se decide qué se moviliza o qué no cuando se recibe una llamada? Todo el personal del 112 Asturias ha recibido formación en gestión de llamadas, y con el paso de los años, que es un grado, se convierten casi en psicólogos. "Aprendemos a gestionar las emociones de la gente. Sería muy importante mantener la calma, dejarse guiar por las preguntas que te hace el coordinador, eso sería lo ideal, pero entendemos que en muchas ocasiones la gente llama muy nerviosa", asegura José María González de Lena, uno de los supervisores de La Morgal. Y es que él mismo tuvo que llamar una vez cuando su hijo de 10 meses se escurrió como un pez desde el cambiador. José María González marcó el 112, pero lo hizo llorando. Pensaba que su hijo se moría, pero eso no ocurrió, sus compañeros ese día también respondieron.

Desde el Servicio de Emergencias de Asturias del 112 se movilizan servicios y medios. Dentro de los servicios se incluyen el Samur, la Policía Local, la Policía Nacional o la Guardia Civil.

Los recursos son los grupos de rescate, los helicópteros, el personal, los equipos de tierra y la unidad canina. Además, en La Morgal también coordinan a Bomberos de Asturias, que en muchas ocasiones tienen que acudir al lugar de los hechos.

Cuando uno entra en la sala del 112 Asturias se respira un aire de concentración y calma. Es lo que ofrecen estos profesionales, que en muchas ocasiones también se van tocados a casa, por mucho que uno quiera que la distancia entre la profesión y los sentimientos siempre esté presente. Cristina estaba un día atendiendo a una persona por teléfono que acababa de tener un pequeño accidente en la autopista y mientras hablaba con él escuchó un estruendo terrible. Un camión acababa de arrollarle. "Ella estuvo muchos días tocada, son cosas que ocurren y que te duelen en el alma, también cuando hay niños implicados", asegura una de las coordinadoras del 112, que no ofrece más declaraciones porque suena el teléfono.

Estos días de mal tiempo elevan el estrés en la sede de La Morgal. "Cuando hay temporal a cota baja llama mucha gente para pedir información. Pero, en realidad, a nosotros lo que nos preocupa es la gente que no nos llama", aseguran desde el 112 Asturias. Saber que cada día uno se va a casa habiendo contribuido a salvar una vida, a rescatar a alguien de un accidente o ayudando a un niño pequeño tiene que ser, cuando menos, reconfortante. En La Morgal lo reconocen, pero no les gusta ponerse medallas, aunque sí es cierto "que también es un trabajo vocacional", señala González Lena.

Y entre tanta llamada desesperada y tanto suceso que duele y amarga, también hay sitio para las anécdotas. Hay una señora mayor que todos los días llama a la misma hora preguntando qué día es. "No podemos responderle porque esto es un servicio de emergencia, pero al final uno tiene corazón y le decimos 'es jueves, pero no vuelva a llamar'. Y al día siguiente lo mismo", asegura un coordinador. "Aquí han llegado a llamar para preguntarnos cuánto se debería regalar en una boda y para pedirnos un cura de urgencia", asegura el jefe del área.

Pero lo cierto es que si algo tiene el 112 es corazón, oído y paciencia. "A veces hay que dejar a la gente que se vacíe por dentro y luego intentar que nos haga caso, que no se ponga nerviosa", señala González Lena. Menos más que el 112 siempre responde.

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