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FRANCISCO CARRILLO | Entrenador, asesor y consultor de comunicación política

"Puigdemont quiere pasar a la historia como el gran mártir de la independencia catalana"

"Tabarnia tiene un símil con Asturias, me recuerda a la Reconquista; es el mejor intento contra el empecinamiento político"

Francisco Carrillo.

Francisco Carrillo (Córdoba, 1981) es el resultado de una triple frustración. Quería ser futbolista, jugaba muy bien, pero en lugar de tomárselo en serio lo consideró una afición. Después quiso ser periodista deportivo, pero tampoco cuajó la cosa. Y, por último, quiso ser político, pero era algo que su madre siempre le pidió que no hiciera. "Hijo, no te metas en política". Así, Carrillo, periodista y licenciado en Historia, derivó su carrera hacia una de sus grandes pasiones, la política, y ahora es uno de los entrenadores políticos y consultores de comunicación más importantes de este país, donde aún se mira la profesión con recelo. La pasada semana impartió un seminario en Asturias.

- ¿Falta profesionalización de la comunicación política en este país?

-Por supuesto, es necesario dotar de normalidad el asesoramiento político, que está muy desvirtuado por el cine, pero que debería normalizarse y profesionalizarse. Los consultores políticos trabajamos para un partido e intentamos ayudar a aquéllos que tienen el poder de cambiar las cosas y que son honestos y leales y benefician al conjunto de las personas. Yo intento inspirar a los que tienen el poder de poder cambiar las cosas.

- Ha trabajado con Ciudadanos en los últimos años, ¿eso le impide trabajar con otros partidos?

-Es cierto que en los tres últimos años he trabajado con Cs, y en España el problema está en que hasta que no se normalice la profesión la gente piensa que por trabajar con un partido ya tienes carné, y no es así. Yo hago un servicio a un político.

- ¿Se ve con Podemos, con políticos como Íñigo Errejón, por ejemplo?

-Íñigo Errejón es una persona muy brillante, igual que Albert Rivera. Al primero le falla que tiene un discurso muy alejado del ciudadano, es demasiado académico. Rivera falla en que le pierde la longitud del propio discurso, no enfoca, no da el titular adecuado. Si lo dejas puede estar horas y horas hablando. Sin embargo, en todo el tiempo que llevo trabajando con Cs jamás me ha pedido que le escriba un discurso, siempre lo hace él mismo.

- Hablemos de Rajoy, valore su capacidad de comunicación.

-Es importante diferenciar entre el Rajoy parlamentario y el Rajoy que se enfrenta a los medios de comunicación. El presidente del Gobierno es el mejor parlamentario que hay hoy en día, sin ninguna duda. Pero fuera de ese ámbito no tiene la capacidad de imponer mensajes y se le conoce más por los errores que por lo que en realidad quiere transmitir. Debería trabajar para controlar ciertos mecanismos gestuales. Es un comunicador, pero no es un orador.

- ¿De los presidentes que ha tenido este país cuál ha sido el que más capacidad de oratoria y comunicación tenía?

-De cara a la televisión, Adolfo Suárez, pero en cuanto a convencimiento con el ciudadano, Felipe González. Suárez tenía un magnetismo brutal, pero González sabía cómo llegar a la gente.

- Vayamos a la política asturiana, ¿puede destacar tres políticos que destaquen por su forma de comunicar?

-Los que más conozco son Javier Fernández, Gaspar Llamazares y Francisco Álvarez-Cascos. Javier Fernández tiene un discurso muy pausado, muy tranquilo, y esa tranquilidad la transmite. Luego nos vamos al polo opuesto, Álvarez-Cascos, que es la vehemencia y la argumentación completamente desatada. Llamazares tiene dos etapas, no tiene nada que ver el Gaspar que conocemos ahora con el de hace algunos años. Ahora es más didáctico y más moderado.

- ¿Y Puigdemont?

-Puigdemont es un tipo que se cree ungido por el destino para pasar a la historia como un mártir por luchar por la independencia de Cataluña. Pero cuando uno desafía al Estado, es lo que pasa, o vas a la cárcel o al exilio. A él lo que le interesa es que los libros de historia hablen de él, pasar a la historia como el gran mártir de la independencia catalana.

- ¿Cuando trabaja para un político puede trascender sin problemas que usted está ahí detrás?

-Los políticos son muy reacios, tanto que si en algún momento sale esta información a la luz nos rescinden el contrato. Pueden aceptar que haya asesores, pero no que haya una persona que está detrás de ellos o que les haga un discurso. En España se ve muy "hollywoodense".

- ¿Qué claves tiene que tener claras un político si quiere que su discurso cale en la sociedad?

-Tener claras sus ideas políticos y tener la capacidad de sintetizarlas en un mensaje. Ser capaz de llegar al ciudadano hablando en su lengua y olvidándose del lenguaje propio del político para ponerse en la piel de ciudadano. Si uno sabe qué quiere y qué es lo que interesa que recuerden de él, tanto como político como persona, entonces hay que luchar por la autenticidad, usar gestos naturales... pero todo esto lleva un gran entrenamiento detrás. Todo gran orador comenzó siendo un pésimo orador.

- ¿Por qué dice usted que Tabarnia es como Asturias? Lo ha escrito en alguna de sus columnas.

-Creo que Tabarnia es el mejor intento contra el empecinamiento de los políticos. Es una revolución de la sociedad civil. La mayoría de las revoluciones históricamente han sido burguesas, pero Tabarnia no. Me recuerda a la Reconquista contra la invasión, de ahí el símil con Asturias. Tabarnia me encanta.

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