Si el lunes el mayor espectáculo para los vecinos era ver el tremendo desborde de los ríos Nora y Noreña, ayer, con la vuelta a la normalidad de los cauces, era comprobar el reguero de barro, madera y suciedad que dejaron tras de sí las inundaciones. "Ahora está alto, pero ayer era increíble. Parecía que iba a pasar por encima", aseguró Miguel Sánchez, a los pies del Nora a su paso por el Puente Vieyu, en la frontera entre Oviedo y Lugones. "Parece increíble que pueda crecer tanto", abundó con asombro. La situación ha mejorado, pero los vecinos no quitan la visa de los ríos por si el tiempo, como parece, empeora.

En Ribadesella, los vecinos por el momento no están preocupados por la crecida del río Sella debido a las fuertes lluvias que se están sucendiendo estos días en el concejo. Por suerte, el mal tiempo está coincidiendo con mareas bajas, por lo que no creen que haya peligro. Ángeles Martino dice que no vaticina que vaya a pasar nada porque "no es habitual". Coincide con ella María Soledad Álvarez, quien explica que "en Ribadesella llueve mucho y no suele haber problemas con el río". Miguel Ángel Chicot considera que "no hay de qué preocuparse" gracias al estado de las mareas. Por otra parte, las dos familias que tuvieron que ser desalojadas el lunes de sus viviendas en la urbanización Sella Mar, en un extremo de la playa, por un argayo en la carretera del Faro producido por las fuertes lluvias aún no han podido regresar a sus casas porque están a la espera de que técnicos del Principado valoren cómo está la situación.

El río Nalón, a su paso por Grado, Candamo y Pravia va al límite, aunque ayer bajó su nivel de caudal tal y como observaron los vecinos de Vega de Anzo (Grado), muy pendientes de las crecidas. "Ayer (por el lunes) iba exagerado, pero ya bajó algo", comentó Aurora de la Fuente. El río no se ha salido, aunque sí inundó zonas bajas de las vegas en Vega de Anzo y Peñaflor por filtración. "Lo único que puede pasar que desborde el río es que abran las presas, porque igual las tienen llenas y ahí viene todo el agua de golpe", señala Ramón Álvarez.

Los vecinos no están alarmados por ahora, pero no quitan un ojo del Nalón, porque les preocupa el desbordamiento de uno de sus afluentes, el río Nora. Con todo, dos de las vecinas más veteranas de Vega de Anzo, Amor Suárez y María Isabel González, aseguran que tiene que llover mucho para que se salga el río: "Conocimos muchas riadas, algunas hasta más allá de la piragüera".

Precisamente, en la piragüera había movimiento. José Luis Suárez, de 64 años y miembro del Club de Piragüismo Moscón, aprovechó el mediodía de ayer para salir a disfrutar de su deporte. "Está bien el río para remar, porque baja con corriente, pero hay que tener mucho cuidado porque hay un torbellino, aunque el afluente de Aguasnegras da mucha traquilidad", dijo al atracar su piragua y ante la sorpresa de los vecinos congregados.

También el río Narcea va muy cargado de agua en su tramo bajo, sobre todo en el concejo de Pravia. El Alcade, David Álvarez, visitó distintos puntos de riesgo durante la mañana de ayer, donde advirtió que el caudal había bajado. En el puente Quinzanas, Sara Coleto no quitaba ojo al río: "Baja mejor que los otros días, pero movimos las neveras y sujetamos los contenedores por si acaso", indicó la joven, camarera de un bar cercano. Lo que sí tuvieron que lamentar en Pravia es el corte de la carretera local entre Quinzanas y Pronga, cortada como consecuencia de la caída de un árbol.