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Día Internacional de la Niña en la Ciencia

"No hay que ponerse límites", el consejo para las futuras investigadoras asturianas

"Hay que sopesar más para asumir cargos pero es una etapa gratificante", coinciden las féminas que mandan en la Universidad

"Es una carrera de fondo", aseguran las mujeres con puestos de responsabilidad en la Universidad

"Es una carrera de fondo", aseguran las mujeres con puestos de responsabilidad en la Universidad

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"Es una carrera de fondo", aseguran las mujeres con puestos de responsabilidad en la Universidad C. JIMÉNEZ

Cuando Eugenia Suárez Serrano, hoy vicerrectora de Acción Transversal y Cooperación con la Empresa, se incorporó hace 25 años a la Universidad nunca pensó que llegaría a puestos de responsabilidad, hasta que decidió dar el paso y presentarse a decana. Era 2012. El día que le comunicó a su madre su elección inminente como máxima responsable de la Facultad de Ciencias Sociales, Comercio y Turismo "Jovellanos" la respuesta no se hizo esperar: "Tienes un marido y un hijo, ¿cómo te vas a arreglar?". Afortunadamente los tiempos han cambiado, dice ella, "no cabe duda de que las dificultades son a veces cuestiones culturales". Luego hubo otro momento de duda en su carrera. Fue cuando recibió la llamada del rector Santiago García Granda, en mayo de 2016: "Pensé en mi hijo y mi madre pero mi marido me dijo: 'vete'. Al final es posible avanzar", subraya quien tiene entre los cometidos de su área la elaboración del segundo plan de igualdad de la Universidad.

Suárez Serrano aprecia un cambio en los roles tradicionales de la Universidad. "Se notó en el Rectorado; nunca había habido un número igual de hombres y mujeres vicerrectores", indica. A ello se suma la coincidencia en el tiempo de otras tres mujeres en cargos de responsabilidad: Eva Cordero, secretaria general; Ana Caro, gerenta y ya fuera del equipo rectoral, Paz Andrés, defensora universitaria. Aunque cuando ella se incorporó al departamento de Organización de Empresas la mayoría de catedráticos y profesores titulares eran de género masculino, la realidad actual hace que las cifras tiendan a igualarse. "Está muy equilibrado", afirma la vicerrectora de Acción Transversal, "y en los premios extraordinarios se ve un nivel muy grande de mujeres excelentes", aprecia Suárez Serrano pero a partir de 35 años en la plantilla docente ellos continúan siendo mayoría. "Y por debajo de esa edad son más las investigadoras", agrega. Una circunstancia que espera que se invierta en poco tiempo para que ellas ocupen más puestos de responsabilidad.

Salir de la zona de confort

A ella le gusta, además, afrontar nuevos desafíos y cada vez que se encuentra en una zona de confort trata de dar un cambio. "Animo a las niñas a que no se pongan límites, que hagan lo que les apetezca, la carrera investigadora no cuestión de un género u otro, lo que debe condicionar es el espíritu de aprender", concluye.

Límites tampoco se ha puesto la defensora universitaria, Paz Andrés Sáenz de Santa María, primera mujer en ocupar este cargo, independiente del equipo rectoral y elegida por el Claustro. "No he notado dificultades especiales para entrar en investigación ni para desarrollar mi carrera profesional", sostiene. Es catedrática desde 1998, fue secretaria del Consejo Social cuando era presidenta Margarita Salas. "Fue un gran honor trabajar con una científica de tal prestigio", recuerda. Si bien no aprecia diferencias entre los alumnos sí reconoce que los jóvenes investigadores "lo tienen difícil". El sistema de acreditación para progresar en la carrera académica tampoco ayuda. La exigencia de publicaciones y estancias en el extranjero "quizá es más difícil para ellas; si pretendes compaginar tu vida familiar con un ir a un centro del extranjero tienes que tomar una decisión dolorosa", admite, porque cuando a una mujer se le ofrece un cargo de responsabilidad "tenemos que sopesar más cosas y a ellos no se les plantea así".

Aun así, Andrés, que dice estar viviendo una etapa "muy gratificante", aconseja a las jóvenes que no renuncien a nada, "todo es muy enriquecedor", asegura tras haber vivido en dos ocasiones la aspiración de ser rectora. "Creo que ser mujer no me benefició; aún así no me arrepiento de la experiencia, enriquecedora, con sus luces y sus sombras".

Elisa Miguélez, vicerrectora de Estudiantes, ha desarrollado buena parte de su carrera en la Facultad de Biología, donde son más mujeres. Cuando recibió la llamada del Rector tuvo que tomar "una decisión difícil porque no sabía a qué me iba a enfrentar". Hoy reconoce que resulta "reconfortante" el trabajo diario al intentar resolver problemas del alumnado. La presencia de una mayoría de varones en puestos de responsabilidad la vincula a una realidad que viene de largo. "Esperamos que se vaya invirtiendo", dice esperanzada.

Ana Caro, gerenta de la Universidad desde finales del año pasado enfatiza que "nunca" ha notado discriminación, "siempre me he sentido muy apoyada por hombres". Licenciada en Derecho por la Universidad de Burgos donde ha sido jefa de sus servicios jurídicos, vicesecretaria general de la Autónoma de Madrid y directora general de Estudios y Régimen Jurídico del Departamento de Educación del Gobierno Vasco, asegura afrontar esta etapa como "un proyecto vital interesante". Aunque sus referentes siempre han sido masculinos considera que en el ámbito del Derecho Universitario hay ya muchas mujeres. "Yo nunca me he sentido inferior", recalca.

El techo de cristal, superado

En cargos de responsabilidad, eso sí, "queda algún handicap por superar" pese a que se ha roto ya el techo de cristal. La vicerrectora de Recursos Materiales, Marta Hernando, es ejemplo de ello: es una de las cinco primeras catedráticas de Tecnología Electrónica en España, la única de fuera de Madrid. Una realidad que vincula al contexto de la ingeniería, un mundo de hombres. "Tenemos chicas pero las mejores notas de Selectividad no eligen la ingeniería como primera opción", lamenta. Y aunque en la Administración los procesos de mérito y capacidad son idénticos para hombres y mujeres, "según se sube de escala se pierde el equilibrio de fuerzas, aunque es cuestión de tiempo", concluye. Hernando tiene claro que su carrera científica no acaba en el cargo que ahora afronta. "Procuro no desvincularme de la investigación y paso por el laboratorio todas las semanas", aclara.

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