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La llingua, arma arrojadiza en el centro-derecha

La presidenta de los populares, Mercedes Fernández, carga contra sus socios de coalición electoral, y sobre todo apunta a la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, posible rival en 2019

La oficialidad de la llingua no solo ha desatado las hostilidades en el complejo y atomizado tablero político asturiano. También se ha convertido en arma arrojadiza entre los dos partidos del centro-derecha asturiano que hasta hace unos meses presumían de una coalición que les valió una holgada victoria en Asturias en las dos elecciones generales que se sucedieron entre el invierno de 2015 y la primavera de 2016. Por aquellas fechas ni populares ni foristas hicieron caballo de batalla del asturiano.

Vamos que nadie se acordó de incluir en aquel programa electoral conjunto mención alguna a una reforma del Estatuto de Autonomía, siempre necesaria e imprescindible para cambiar el grado de reconocimiento de la llingua. No fuera a ser que se pudiera estropear la coalición tejida con mimo y por sorpresa entre antiguos compañeros de partido.

Pero hace unos meses los discursos políticos de ambas formaciones comenzaron a separarse, justo después de que los estrategas foristas empezaran a responder a los continuos llamamientos populares sobre la conveniencia de una alianza autonómica con un órdago en toda regla: el número uno de una hipotética lista conjunta en 2019 debía ir encabezada por un cartel de Foro. Y luego saldría a colación que la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, bien podría dar el salto a la política autonómica, en el que podría hacer valer su tirón en un ñeru de votos tan estimable para el resultado regional como es la ciudad más poblada de la región.

Casualidades o no, a principios de curso, la regidora gijonesa se hizo una foto con IU y Xixón Sí Puede -la marca municipal de Podemos- en un acto de apoyo y reivindicación del asturiano. En el PP de Mercedes Fernández tomaron buena nota de la "semeya". Entre tanto, el otro partido mayoritario en Asturias, el PSOE, abrazaba la oficialidad tras un relevo de caras y de ciclos, abanderado por un Adrián Barbón abierto a escenificar cambios "para que no nos cambien", con la plurinacionalidad como argumento de los defensores de un mejor estatus para la llingua. Los que no cambiaron fueron Podemos e IU, defensores de la cooficialidad.

El dictamen de la diputada Concha Masa (IU) sobre la reforma del Estatuto de Autonomía para dar cobertura jurídico-polítca a la cooficialidad hizo las veces de acelerante de la combustión. Los populares asturianos desplegaron toda su artillería contra la cooficialidad, que no contra el asturiano, por las connotaciones económicas y de imposición que acarrearía para el conjunto de la sociedad. En Foro no gustaron las formas de Mercedes Fernández, que todavía este miércoles apuntó su mira telescópica a Carmen Moriyón, incluso después de que los foristas se desmarcaran de una cooficialidad que sólo apoyarán con un amplio consenso "que ahora no hay".

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