Los amantes de la historia de los pueblos, reflejada en sus edificios y en sus piedras, van a encontrar en el pueblo de Yerbo, en el concejo de Tineo, una importante muestra de cómo era, en parte, la vida de los habitantes de esta bella aldea asturiana allá por los años cincuenta. Y es que a la orilla del río que lo baña y de igual nombre, Yerbo, existen varios molinos harineros, algunos en desuso y otros restaurados, que recuerdan aquellos años de grandes siembras de maíz y trigo que una vez recogidos pasaban a convertirse en harina para consumo humano y animal.

Tienen los molinos un encanto especial para quienes los descubren, mientras que para algunos de sus dueños son también los testigos más fieles de cómo se desarrolló la vida tanto de ellos mismos como de quienes les precedieron... Puedes leer aquí el artículo completo.