La osa "Tola" sigue aportando a la ciencia incluso después de muerta. La necropsia del plantígrado está sirviendo para recopilar información histológica de cara a exámenes futuros de otros cadáveres de osos cantábricos. Este trabajo de toma de muestras por parte de los patólogos del Centro de Biotecnología Animal del Principado es lo que está retrasando un tanto la presentación de los resultados de la necropsia, aunque ya se han dado a conocer algunos detalles de los motivos del fallecimiento, que tienen que ver sobre todo con la vejez del animal y las lesiones que había acumulado con el tiempo. No debe olvidarse que tenía ya 29 años, una edad elevada si se tiene en cuenta que estos animales viven entre 20 y 25 años en su hábitat natural, aunque pueden superar la treintena en cautividad.

Según los datos de la necropsia que se han filtrado, ña muerte de "Tola" está relacionada con la lesión de columna que sufría, que le comprimía la médula y que terminó dificultándole la movilidad hasta dejarla casi paralizada. La osa ya no se movía, lo que coincidió con el encame invernal. La lesión le provocó además una infección que no pudo sobrellevar debido a su edad y que fue lo que terminó matándola.

Una vez que finalicen los estudios sobre el cadáver, la Fundación Oso tiene interés en recuperar sus huesos para reconstruir el esqueleto del animal y exponerlo en Proaza, el lugar donde pasó la mayor parte de su vida. La Fundación ya ha contactado con algunos expertos para realizar este trabajo, que no obstante será complicado y laborioso. De esa forma, el recuerdo de "Tola", uno de los símbolos del "Paraíso Natural", no se apagará.