En pocos años, o quizá en meses, la mayoría de las aplicaciones que se usan en el móvil o en el ordenador estarán sustentadas con una tecnología que está en una fase experimental y que se denomina "blockchain" (cadena de bloques). Su funcionamiento es complejo. En engrasar esos eslabones intervienen múltiples actores que van verificando que la información que entra al sistema es verdadera, que no hay fraude. Un grupo de investigadores de la Fundación CTIC, con sede en Gijón, ofrece estos días un curso en la Escuela de Ingeniería Informática de Oviedo sobre cómo se arma una de estas cadenas. El evento ha suscitado un gran interés entre los estudiantes, con más de setenta inscritos. Uno de los investigadores, Luis Meijueiro, explica en las siguientes líneas las principales características de este sistema.
-¿Es el "blockchain" realmente el futuro o no será para tanto?
-Será una forma diferente de hacer las cosas. Hasta ahora todo estaba centralizado. Siempre había una entidad, un regulador o alguien que llevaba la voz cantante, pero el "blockchain" permite crear comunidades en las que no existe un único protagonista. Y es la suma de todas las partes la que hace que una aplicación funcione.
-¿Y cómo funciona?
-Es un sistema para trabajar con intercambios de información. Ahora, una empresa crea un producto, lo gestiona y gana dinero. Con este mecanismo puedes usar internet para que el negocio sea más distribuido. Es ideal para un conjunto de empresas que tengan un fin común y usen unas reglas comunes. Podrían adoptar el "blockchain" como una especie de infraestructura conjunta para evitar repetir acciones que ya hace la otra. Por ejemplo, que cada una tenga que montar su propia base de datos. Sería como un mercado. Eso sí, tendrían que ponerse de acuerdo y entre todas sostener el sistema. Casa bien con lo que llaman la economía colaborativa o con las cooperativas, porque no es una única empresa la que toma las decisiones. Eso hace que las cosas sean más transparentes. Pero "blockchain" no vale para cualquier cosa, sirve sobre todo para sistemas en los que hay varios actores que funcionan con unas reglas con las que todos salen ganando. Si alguien pierde, ya no funciona.
-¿Ponga un ejemplo de cómo puede funcionar en una situación real?
-Sirve bien para prevenir fraudes. Es muy útil para crear sistemas de confianza entre partes que no se conocen. El sistema es muy seguro y no se puede engañar ni falsear los datos. Nosotros tenemos una aplicación para evitar la manipulación de los cuentakilómetros de los vehículos de segunda mano. Se trata de un sistema para que la comunidad que hace las cosas bien, no hace trampas y quiere vender su coche pueda demostrar que no lo ha manipulado subiendo la información de su kilometraje periódicamente.
-¿Tan seguras son estas aplicaciones?
-La maldad humana siempre va a estar ahí. Pero esa comunidad de usuarios puede expulsar al que haga las cosas mal. De lo que se trata es de premiar al que hace las cosas bien.
-¿El "blockchain" acabará con los intermediarios, como los agentes de seguros o los notarios?
-Lo que cambiará será su rol. No tendrán una posición tan centralizadora. Esto podría usarse para facilitar los trámites para la creación de una empresa. Normalmente, estos procesos administrativos van en cadena, unos dependen de otros. Son vallas que tienes que ir saltando. Con una tecnología "blockchain" esos trámites podrían ir en paralelo e ir avanzando sin esperar a que un humano le dé a la tecla. Esta tecnología viene a automatizar muchos procesos de negocio porque las reglas han sido acordadas previamente, por lo que todo es más automático. Esto ahorrará mucho esfuerzo y mucho dinero a muchas empresas. Por eso la banca o el sector de los seguros lo están adoptando.
-¿Estos sistemas pueden destruir empleo?
-No tienen por qué eliminar empleo. Pero pueden permitir a estas empresas destinar el dinero que se van a ahorrar en tecnología a mejorar la atención al cliente.
-¿Qué papel juegan en todo esto las llamadas granjas de minería informática (donde mediante complicados algoritmos se autorizan las operaciones del sistema "blockchain")?
-Ése es un rol que tienen los llamados nodos, un sistema que trabaja de forma colaborativa para sostener la red, y que se encargan de resolver una serie de problemas, como que la información no entre duplicada (son potentes ordenadores conectados a la red eléctrica), y eso tiene que tener una recompensa, generalmente una criptomoneda. El problema es que esa seguridad cuesta mucho y consume una carga de energía muy elevada. Eso desata críticas de que el sistema no es eficiente y de que estas granjas tienen que estar en países donde la energía es muy barata o está subvencionada, como en China. Ahora se están buscando alternativas para que el sistema cambie y sea menos costoso energéticamente.
-¿Alguien en Asturias podría meterse a minero informático y obtener esas recompensas?
-En el caso del bitcoin, por ejemplo, no, porque la dificultad de asegurar la red va incrementándose, y tienen que ser ya centros de datos especializados y muy grandes los que lo hagan. En otras monedas populares también es ya muy difícil.
-¿La legislación debería adaptarse al "blockchain"?
-Claro. Éste es un sistema en el que la información está totalmente distribuida y que escapa de los controles porque todo es público. No hay un actor principal al que puedas pedirle cuentas, pero aquí todo el mundo tiene los datos. Es complicado y no saben cómo meterle mano.
-¿El usuario final está preparado para estos cambios?
-No lo necesita. El usuario final lo que verá será una aplicación normal que tendrá en su teléfono u ordenador. Lo que sabrá es que la información que se transmita mediante ese sistema es verdadera.
