"Esto es un secuestro en toda regla", aseguraba anoche un familiar de uno de los pasajeros del vuelo Lisboa-Asturias que acabó desviado a Oporto por la imposibilidad de aterrizar en el aeródromo de Santiago del Monte por la niebla. Los ocupantes del avión, hacinados y "sufriendo un calor de 40 grados", expresaron su malestar cuando la Policía portuguesa acabó subiendo al avión, después de que una azafata denunciase a una pasajera por hacer un vídeo con su móvil de la penosa situación.

El vuelo tenía que llegar al Principado a las 21.00 horas pero todavía a las dos de la madrugada se estaba discutiendo en el aeropuerto portugués la formación de grupos para llevar a los pasajeros a Asturias. Una afectada relata que a ella le tocó viajar haciendo escala en Londres, pero a primera hora de esta mañana logró cambiar su ruta para hacerla a través de Madrid. Llegará a Asturias, en principio, a las 13.00 horas: 16 horas más tarde de lo previsto.

Fue el colofón a un día de caos por la niebla. Tres vuelos (dos de Madrid y uno de Barcelona) fueron desviados a Santander; uno a Madrid y otro a Sevilla se anularon; el de Málaga se retrasó más de cuatro horas. Y no sólo dio la vuelta el avión de Lisboa, sino que también lo hizo el de Barcelona sin tocar tierra. La desactivación del sistema antiniebla del Aeropuerto asturiano, en calibración, desencadenó una jornada caótica.

"Nos tratan como si fuéramos marionetas, llevándonos de un lado para otro y sin informarnos de nada". El avilesino Vicente Fernández Macho se quejaba amargamente del "abandono" en el que se vio, junto con otro medio centenar de jubilados y pensionistas, en el aeropuerto de Asturias a media tarde. El grupo había acudido a Santiago del Monte para volar a Palma de Mallorca y pasar allí diez días de vacaciones, un viaje organizado por el Imserso. El avión tenía prevista la salida hacia la capital balear a las 20.20 horas.

A los integrantes del grupo del Imserso los avisaron a última hora de que el avión procedente de Palma de Mallorca, tras varios intentos, no había podido aterrizar y había sido desviado a Santander. Al rato les anunciaron que los trasladarían a la capital cántabra en autobús y que desde allí volarían a Palma de Mallorca. Pero unos minutos más tarde la compañía cambio de planes: sin más explicaciones se les dijo que serían trasladados en autobús a un hotel de Gijón y que viajarían a su destino al día siguiente -hoy-, a las tres de la tarde. O sea, que "hemos perdido un día de vacaciones", se quejó Fernández.

La escasa visibilidad y el hecho de que estuviera desactivado el nuevo sistema antiniebla (ILS en la jerga aeronáutica), instalado hace poco más de un mes pero que precisamente ayer requería pruebas de calibración, obligaron a cancelar otro vuelo más y a desviar a Santander otros tres. También se registraron retrasos de varias horas en otros vuelos. No obstante, el tiempo cambiante posibilitó que se registraran durante la jornada 32 operaciones (16 aterrizajes y otros tantos despegues), según fuentes de Aena.

Laura Gudziunaite y Tommy Andrés Loor, almerienses, criticaron la "falta de información", que los hizo estar horas sin saber qué ocurría con su vuelo. Reservaron plaza para el avión a Málaga, lo que los obligó a levantarse a las cinco de la mañana en Benia de Onís, donde descansaron una semana. "Estuvimos siete horas esperando", se quejó Loor. Su vuelo despegó con más de cuatro horas de retraso.

"Me lo tomo con humor, qué remedio", señaló otra pasajera, María Dolores Pérez, de Lucena (Córdoba), que también había reservado billete para Málaga. "El único fallo que pongo es que no avisaron durante cuatro horas de lo que pasaría con el vuelo", señaló. "Al final nos dieron un bocadillo y nos embarcaron a las doce y media", indicó Pérez, que pasó unos días de vacaciones con su familia en Blimea.